Esta historia proviene de un estudiante conocido sólo como Adam que experimentó la parálisis del sueño una noche cuando se quedó dormido leyendo un libro. Lo último que recordaba era estar cayendo lentamente dormido con el libro en las manos y los sonidos apagados de la televisión procedentes de la sala de estar de la planta baja. Cuando volvió en sí, la habitación era exactamente la misma. La lámpara de noche todavía estaba encendida, y el libro estaba acostado en su pecho, pero toda la habitación se había vuelto frígida.
Con el aire frío vino la sensación de que alguien lo estaba observando, aunque la habitación estaba vacía. Pero cuando trató de mirar a su alrededor, Adam se dio cuenta de que no podía moverse. Sus manos eran tan pesadas como una piedra; sus piernas, estiradas sobre la manta, podrían haber pertenecido a un maniquí. Y justo cuando la sensación de que alguien lo estaba observando creció más fuerte, la lámpara de noche se apagó con un clic tranquilo.
No podía gritar. Cada músculo se paralizó. Y de la oscuridad flotaba la figura de un anciano sin ojos, solo oscuridad, derramando sangre. Sin provocación, el viejo montó en cólera, gritando y agarrándose a las piernas de Adam. Cuando despertó, Adam se dio cuenta de que el viejo había sido su abuelo.
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Paralisis del sueño
RandomTe despiertas en mitad de la noche y te encuentras que no puedes moverte ni gritar para pedir ayuda. Apenas eres capaz de respirar, incluso sientes un peso en el pecho. Sientes una presencia junto la cama, sientes que es negativo, pero lo más import...