-Buen trabajo.
La mujer levanto la mirada de la sangrienta escena que había causado.
-Tu podrías haberlo hecho mejor-dijo mientras intentaba deshacerse de la sangre en sus manos.
-Lo se-respondió, avanzando lentamente hacia ella y caminando por arriba del cuerpo que yacía en suelo.
-Vete-señalo con su cabeza la salida y ella titubeo.
-¿Que?
-Bueno...-empezó ella, su expresión la delataba, estaba nerviosa. Cualquiera lo estaría con Camille Langdon enfrente de ellos.
-Creí haberte dicho que te largaras, así que a menos que tengas algo que decirme- se aparto del camino- Ahí esta la puerta.
Decidió que seria mejor no decir nada y caminó hacia la puerta. Pasaron unos segundos, hasta que Camille ya no podía oír más pasos y supo que ella ya no sería un problema ahí.
Debería reportar esa clase de comportamiento,pero ella no era así normalmente, de hecho parecía bastante nerviosa. Había tiempos en los que se preguntaba si le enviaban a los aprendices cobardes por una razón.
Suspiro y comenzó a inspeccionar la habitación. Era una cocina. La nevera tenía imanes con fotografías de una feliz familia sonriendo hacia la cámara. Camille reconoció al hombre. Ella no los envidiaba. Al menos no ahora que su padre estaba muerto. Habían sido una familia normal y todo eso fue arrebatado de ellos cuando Camille eligió a su padre como muñeco de entrenamiento.
Abandonó su posición en el refrigerador y caminó hacia el hombre. Se puso en cuclillas en su costado mientras lo miraba de pies a cabeza. El corte que su aprendiz había hecho era limpio y Camille podía ver que no hubo ninguna clase arrepentimiento. Sonrió de lado lentamente.
"No tan cobarde después de todo" pensó riendo y caminando por la entrada del hogar. Sus tacones sonando contra el pavimento mientras se alejaba del grito femenino que provenía de la casa que acababa de abandonar.
:::
-Recuérdame porque estoy aquí- dijo Camille mirando a su alrededor. Estaba parada en el medio de una carretera, rodeada de un extraño bosque cuyos árboles no dejaban de agitarse, movidos por el viento. Casi no había iluminación, habían faroles por todas partes pero solo cuatro de ellos parecían funcionar correctamente. Era una noche nublada así que la luz de la luna estaba completamente cubierta.
Camille esperó unos segundos pero nadie respondió a su petición. Siguió caminando calladamente, o eso es como parecía desde afuera. Tenía todos los músculos del cuerpo tensados y estaba preparada para cualquier tipo de ataque. Pero tampoco podía estar segura de quien se escondía entre los árboles fuese en realidad su enemigo.
Escuchó ramas rompiéndose bajo el peso de algo y supo de inmediato en donde se encontraba la persona que la había contactado.
Con solo pensarlo, se encontraba diez metros de su paradero anterior y cara a cara con Elijah. Este no se inmuto ni un poco ante la aparición de Camille a unos diez centímetros de su rostro
-Camille, creo que te has aparecido unos centímetros más atrás de lo que deseabas.
Ella retrocedió unos pasos- Elijah, no me llamaste aquí para esto.
Elijah dejó que la sonrisa que tenía en el rostro desapareciera por completo. El era la clase de persona que siempre tenia esa mirada de travesura y mientras muchos temían su furia, Camille temía su seriedad.
-¿Aquí?
-Sí, aquí nadie nos puede encontrar.
Camille cruzó los brazos por encima de su pecho y miro a Elijah impacientemente. El parecía nervioso. Elijah si temía la furia de Camille, era inevitable.
-Algo ocurrió. Algo que podría significar que una guerra se acerca.
Camille cambio de posición incómodamente bajo la mirada de su mejor amigo.
-¿Que ocurrió?-pregunto ella, esforzándose por mirar a Elijah a los ojos.
-Seis demonios fueron asesinados ayer.
Camille frunció el ceño, no sabia porque Elijah se interesaría repentinamente en otros demonios.
-No entiendo porque esto es tan importante, los demonios son asesinados todo el tiempo.
-Ese es el problema-dijo el- Los demonios estaban marcados, con el signo de... ellos.
Camille retrocedió tres pasos y su mirada bajo rápidamente hacia el collar que nunca se quitaba.
-Están muertos, tu lo sabes.
-No, sus cuerpos nunca fueron encontrados, El el fondo lo sabes, Camille. Están vivos. Y... si ellos lo están, también hay posibilidades de que ella lo este.
A eso, Camille reacciono mas rápido. Cuando su antebrazo hizo colisión con el cuello de Elijah, o empujó hacia atrás hasta que su espalda choco violentamente con el árbol detrás de él.
-No-gruño Camille- acepte tu muerte hace años, no lo haré otra vez.
-Camille escúchame, tuvieron hijos ¿recuerdas? Todos lo hicieron.
-Si, lo sé.
-Bueno-dijo Elijah, respirando con dificultad- Los he encontrado.
Camille soltó a Elijah abruptamente, empujándolo contra el árbol.
-¿Que sugieres que haga?- exclamó, prácticamente escupiendo las palabras.
-Sugiero que tu seas el demonio guardián de ellos-dijo el, yaciendo en el suelo y sujetando su cuello mientras su rostro de distorsionaba en muecas de dolor cada unos segundos.
-¿Que?-pregunto ella.
-Piensa, Camille, son los hijos de ellos, Habrán cientos de demonios cazándolos, el Infierno los querrá protegidos y quien mejor que Camille Langdon.
-¿Me estas diciendo que los príncipes quieren proteger a los hijos de sus enemigos en la guerra mas devastadora?
-Camille, odio decir esto, pero esta no es tu noche mas brillante.
Camille ignoró el insulto. Elijah puso los ojos en blanco y empezó:
-Los príncipes creen que pueden crear la misma arma que eran sus padres con los hijos y ponerlos de nuestro lado. Todavía son jóvenes, pueden ser manipulados.
-Esa es una idea estúpida, si ellos realmente son sus hijos, entonces tendrán instintos.
-Con ese tipo de pensamiento no convencerás a nadie de ser el guardián, Camille, tienes que mostrarte fiel.
-¡Yo soy fiel!- gritó Camille.
-Lo sé, pero algunos lo cuestionan, desde que estuviste con... ya sabes.
-Esto es ridículo, no estoy teniendo esta conversación.
-¿Confías en mi?-preguntó a Elijah, acercándose lentamente a Camille.
Ella asintió varias veces. Camille confiaba en Elijah, de verdad lo hacía- Pero el era un demonio, al igual que ella, la confianza no venía gratis y mucho menos después de lo que había hecho ella.
-Tienes que pedir la confirmación de los príncipes para ser el demonio guardián, tienes que prometerlo, dilo Camille, di que lo prometes.
-Te lo prometo.
:::
[No editado]
Gracias por leer el prólogo de Discordia :)
xoxo, fran
ESTÁS LEYENDO
Discordia [1]
Paranormal"Los ángeles lo llaman placer divino; los demonios, sufrimiento infernal; los hombres, amor" -Heinrich Hein...