13. Despertar

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La noche había llegado, eran las ocho y Levi no había probado bocado desde el desayuno, Eren no ha salido de la habitación y él no sabe qué hacer.

Armin se comprometió en ayudarlo a volver a ver el cuerpo de su amigo, mostró toda la simpatía por el bien del castaño y confiaba en él. Solo quedaba esperar a que se diera la oportunidad para ir pero si fuera por Levi, ya hubiera buscado la forma de como raptarlo. Pese a todas estas noticias alentadoras, enterarse de la muerte de su madre no podía ser compensada con nada. No podía estrecharlo entre sus brazos para que llorara y cuando intentó animarlo de alguna forma, le dijo que se fuera. Si hubiera sido otra situación, lo golpea por insolente pero entendía que estuviera así.

Ya que Eren no se encontraba en condiciones de cocinar, él tenía que alimentarse. La costumbre de alimentarse TAN BIEN, no le permitía ingerir algo tan lastimero como un pan con café. Era muy dependiente del menor y no podía negarlo. Con mucho esfuerzo tomo lo que tenía en la cocina y empezó a crear.

En la habitación, el castaño miraba fijamente a la pared tratando de calmar su alma. Ya había pasado por esto antes, pero no se imaginaba que en esta vida también se la arrebatarían.

"¿Cómo fui capaz de olvidarla...?" se reprochaba con desconsuelo. No se merecía despertar, no después de eso. Se sentía impotente consigo mismo, débil y poca cosa al no haber podido salvarla otra vez... Mas, el sentimiento más latente era el de encontrar al asesino y descuartizarlo. Vengaría a su madre, de eso estaba seguro y no importaba lo que tuviera que hacer para ello.

Ruidos combinados de la cocina lo hicieron "despertar" de su viaje mental. Recordó que unas horas atrás le gritó a Levi en un arranque de impotencia, y este lo dejo solo sin decirle nada. No se merecía eso... que su madre se haya ido no era culpa de él. Preparado para disculparse fue a la cocina para encontrarlo y cuando llegó allí se topó con un desastre. Las paredes, piso y estantes estaban llenos de residuos de comida. Los utensilios estaban dispersos por todos lados y Levi estaba completamente manchado en salsas y aderezos. Cuando se percató de la presencia de Eren, cambió su rostro inmediatamente y le miró molesto.

-¿¡Qué!? ¿Nunca viste tanta comida acaso? -trataba de defenderse mientras lo apuntaba con el cucharon de madera- No necesito tú ayuda ¡Largo!

-...Esto...-balbuceo-...jahmmp...-tapo su boca con una mano-

-Ya vete de una buena vez...

No pudo contenerse más y exploto en risa, una risa tan fuerte que superaba a los ruidosos sonidos de las máquinas de cocina que estaban funcionando. Ver al famoso Levi en conflicto con una situación tan cotidiana, era algo que no esperaba ver. Hasta un niño de cinco años deja una cocina en mejores condiciones, verdaderamente era un desastre y el mayor no lo quería admitir.

Por su parte Levi estuvo a punto de sacar su demonio interior, sin embargo, ver a Eren reír tan a gusto después de que creía que no podría hacerlo salir de la habitación lo detuvo. Siempre lo veía sonreír, pero gran parte de esas sonrisas estaban cargadas de tristeza. No era menos después de haber cargado con el peso de la humanidad y haber terminado mal. Por más que le insistió que no fingiera con él, las falsas sonrisas estaban incorporadas así como el respirar estaba en todos. Pero pese a eso, Eren era capaz de sonreír sinceramente junto a él. Y eso era suficiente gratificación.

-Eres un desastre...-dijo mientras recuperaba el aliento después de tanto reír-

-No me pagan por hacer estas babosadas-respondió en defensa-

-Lo haré yo -sonrió- Límpiate mírate como estas...

Se dio cuenta de que en segundos, esa persona fue capaz de cambiar su estado en un santiamén. Había un detalle, un gran detalle, que dejo escapar en esta ocasión. La historia se volvió a repetir, él no pudo hacer nada y nada iba a cambiarlo, pero, esta vez no estaba solo. Ser sincero y caprichoso ¿Podía hacerlo? ¿Era merecedor de eso?

RenacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora