Hija del Fuego

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Antes de comenzar la historia decir que ésto, más que un capítulo, se trata de una especie de prólogo en el que se hace una primera toma de contacto con algunos personajes y situaciónes, pero que dado que no es la historia real, no está tan desarrollada como debería ni posee una gran estructura argumentaria, de ahí que no esté tan bien escrita como a mí me gustaría y que tenga algunos errores. Aun así recomiendo que la leáis ya que es el inicio de lo que será una gran aventura que espero podáis disfrutar tanto como yo al escribirla. Dicho esto, ¡Que comience la lectura!

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"Hubo una vez un reino en el mundo de Kaara en el que vivían seres poseedores del mayor poder jamás imaginable conocido como el reino de Ishtar. Éste, estaba habitado por criaturas fantásticas tales como los trabajadores enanos, los sabios elfos o las hermosas y honestas hadas. En él, la paz y la harmonía era absoluta y, bajo el gobierno de los poderosos Dragones, logró prosperar durante siglos. Mediante la ayuda mútua, los habitantes de Ishtar lograron crear múltiples reinos, manteniendo siempre una buena relación entre las distintas razas. Con la experiencia de los enanos, encontraron minas repletas de oro y piedras preciosas y, gracias a los conocimientos de los elfos, no existía enfermedad que no pudiese ser curada o problema que no fuese solucionado. Las hadas se encargaron de que la magia no faltase en el reino y los dragones de que ésta no fuese utilizada con fines oscuros. Sin embargo, la paz no duró mucho.

Una fuerza oscura comenzó a surgir de las profundidades del reino, un poder tan peligroso como malvado, el cual se fue expandiendo poco a poco por todo el reino infectando a sus habitantes con su oscuridad. Bajo la influencia de este poder, la harmonía comenzó a deshacerse, y los conflictos entre las razas a expandirse. Los celos y la desconfianza conmenzaron a amenazar la paz, ya que cada ver las razas se encontraban más divididas y desconfiaban más las unas de las otras, hasta el punto de que se declararon la guerra. Los que una vez fueron amigos se convirtieron en enemigos, y la sangre comenzó a bañar los campos de Ishtar.

Los Dragones, que observaban al reino desde lo alto de las Montañas Grises, fueron los únicos que captaron la amenaza del poder oscuro, por lo que intentaron hablar con el resto de seres para que dejasen la guerra y se uniesen para combatir al poder invasor sin embargo, el resto de razas interpretaron las advertencias de los Dragones como una amenaza, y dado que se sentían celosos de su poder y liderazgo, se alzaron en su contra.

La guerra se encrudeció, y el número de habitantes de Ishtar se vió gravemente reducido hasta el punto de la extinción. Los campos dejaron de producir alimento, los bosques comenzaron a morir lentamente, el agua se contaminó y la magia se vio afectada por la sangre y la guerra. El poder oscuro estaba acabando con la paz de Isthar y con sus habitantes y, a pesar de los muchos intentos de los Dragones por evitarlo, los corazones de las diferentes razas habían sido infectados por el poder oscuro de manera irreversible, por lo que no pudieron hacer nada por evitar la extinción de su pueblo"

-¿Y ya está?

La niña le preguntó mientras alzaba una ceja y le miraba molesta.

La joven esbozó una leve sonrisa mientras cababa otra zanja en la tierra con el instrumento que había construido hacía un par de meses, el cual consistía en un palo largo cilíndrico con una fina lámina de metal al final curvada hacia adentro que servía como pala para cavar zanjas. Se le había ocurrido una tarde mientras recogía trigo. Al ver la curvatura de su mano le dió la idea para hacer el instrumento, aunque conseguir la lámina de metal había sido una tarea mucho más difícil, ya que era un material caro y difícil de conseguir. Por suerte tenía unos cuantos ahorros guardados y el herrero del pueblo le debía un favor, por lo que varias semanas después tenía el instrumento para hacer zanjas en sus manos, que ahora usaba orgullosa ya que le había permitido hacer el doble de trabajo en mucho menos tiempo que utilizando solo un palo.

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