Las japonesas no siempre son monas.

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¡¡¡OSTIA PUTA!!! ―grité y mis cascos se fueron a tomar por culo.


Me quedé frente a la cámara como aturdido, mi corazón latía a mil... ni de coña miraría el ordenador ahora mismo...

¿Qué ha pasado? Pues nada, que la niña esa que da un mal rollo de los cojones me ha saltado por la pantalla y... coño. Miré a mi alrededor, estaba un poco lejos de mi escritorio, quizás por el susto me impulsé para atrás y eso... mis cascos están por ahí tirados y Raspy ya no estaba, de seguro se asustó y salió cagando ostias... hahaha como siempre cuando grito y eso.


Pero, ¿Qué coño ha pasado aquí, macho?


Volteé y vi a Mangel en la puerta frotándose los ojos, para luego, colocarse sus gafas... mierda, que le he despertado.


Nada, que estaba yo grabando el vídeo y la niña... la asiática esa ha saltado y... ―respondí como si me estuviesen regañando.

Macho, es que eres tonto...¿Cómo coño grabas el gameplay de esa mierda a estas horas? ―le cuestionó Mangel.


Se dirigió a él en un tono tranquilo, no se le veía molesto.


Mangel... en serio me asusté... ―confesé y llevé mis manos hacía mi cara cubriéndola.


Sentí un bochorno en toda la cara y sin que pudiera hacer algo para evitarlo, empecé a sollozar y luego a llorar como un crío. Me encogí en mi silla por pura vergüenza, la puta vergüenza de estar haciendo el llorica frente a Mangel, le he despertado y ¿Ahora esto?

Joder Rubén... sécate esas putas lagrimas y siéntate derecho, hombre, que no eres una nena.

Noté que mis hombros se habían encogido más, era Mangel, quién me había abrazado de la nada.


Acá estoy, Rubiuh... no llores. ―susurró acariciándome la espalda.

Mierda, Mangel... déjame. ―me quejé con la voz entrecortada por el llanto. Puta vergüenza.

Ya... ya... a ver, mírame, Rubiuh.


Sentí como Mangel se separó un poco de mi, abrí un hueco entre mis dedos y le vi justo frente a mi cara.


Que me dejes ya, tio... ―rebuzné aún con la voz llorosa, cerrando de inmediato ese pequeño hueco de entre mis dedos.

¿Que te deje? Jamás. ―respondió firme― Ahora, Rubiuh, mírame, quiero ver tus ojos. ―insistió, esta vez más serio que la anterior.

Mangel, ¡Que no quiero que me veas así, coño! ―grité sin descubrirme la cara. Mi llanto aumentaba― .No quiero que me veas actuando como una nenaza.

¡Pues te acostumbras! ¿Eh? Que si estamos viviendo juntos tengo que verte en todas tus facetas... tengo que conocer al Rubiuh cabroncete, al Rubiuh amargado, al Rubiuh serio, al Rubiuh tierno, al Rubiuh nenaza... es mas, no quiero conocer al Rubiuh...quiero conocer más a Rubén, mi Rubén.


De nuevo sentí como mi corazón se aceleraba, mi llanto se detuvo pero el bochorno seguía ahí, y se hizo sentir aún mas fuerte luego de las palabras de Mangel. No sabía que hacer, estaba hecho un lío, ya ni sabía que sentir, estoy que me cago en todo. Escuché a Mangel seguir hablándome, realmente no le presté mucha atención hasta que dijo algo que me sacó de la mierda en que me estaba hundiendo: "No puedo seguir durmiendo sabiendo que mi Rubén está llorando." Mierda, Mangel.

Off Camera ||Rubelangel||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora