Tengo un secreto ¿Me lo puedes guardar?

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Érase una vez una niña que creció entre monstruos.

Érase una vez una niña que creció entre ángeles.

Las dos se encontraron, una con una sonrisa en el rostro, la otra con una mueca en la cara.

Fue en un hermoso lago, junto a unas piedras enormes, en donde se encontraba una niña con un vestido azul que contrastaba con su piel blanca. La niña jugaba con un oso de peluche.

—Sr. Bigotes, usted debe de hacerme caso, no podemos entrar al lago—dijo la niña muy seria a su oso.

— ¿Por qué no puedes entrar al lago?—preguntó una voz desconocida.

La niña apretó el oso contra su pecho y volteó hacía la voz. Junto a ella se encontraba otra niña, solo que ella tenía un vestido más oscuro.

—Porque si no mi mamá me regañará—respondió la niña— ¿Quién eres tú?—cuestionó, apretando aún más fuerte a su oso.

—Mi nombre es Ada, mi nueva familia se acaba de mudar cerca de aquí.

—Oh, mi nombre es Mika, y éste es el Sr. Bigotes—la niña separó a su oso de su pecho y se lo mostró con una gran sonrisa.

—Es lindo—dijo Ada con una mueca que parecía una sonrisa.

— ¿Quieres jugar conmigo? Podemos compartir a Sr. Bigotes.

— ¡Si quiero, Mika!—exclamó Ada con una sonrisa extraña.

Así, éstas dos niñas tan opuestas de una a la otra, se hicieron amigas.

Más esa amistad no duró mucho.

Un secreto que no tenía que ser dicho se le reveló a Mika.

—Mika, ¿Me guardarías un secreto? Jura que te lo puedo confiar—dijo Ada con una expresión rara en su rostro

—Lo juro, Ada. Puedes confiar en mi—expresó solemnemente Mika.

Ada se acercó a Mika, puso sus labios junto a su oído y le susurró el secreto que cambiaría la vida de Mika.

En cuanto Ada se separó de Mika, esta expresó su desconcierto y horror.

— ¿En serio hiciste eso?—preguntó en voz baja Mika. Ada asistió con la cabeza— ¿Por qué?

—No lo sé, él me dijo que lo hiciera y que no debía decir nada...—la voz de Ada se fue apagado conforme hablaba, dándose cuenta de lo que acaba de hacer.

— ¿Él?—preguntó confundida, ajena a la reacción de Ada— ¿Quién es él?

—No debía decirlo, no debía decirlo...—repetía en un susurro Ada y se agarraba la cabeza con sus pequeñas manos.

— ¿Ada? ¿Qué pasa? ¿Te sientes mal? ¿Quieres que el Sr. Bigotes te cure?—cuestionó Mika preocupada por la actitud de Ada.

Ada pareció reaccionar por las preguntas de Mika, se le quedó mirando largamente a Mika. Ella llevó sus manos hacia la parte de atrás de su vestido y saco una pistola, Mika al verla parpadeo confundida.

—Mika, ¿Quieres jugar con esto?—Ada señaló la pistola.

—Claro, ¿Cómo jugaremos?—preguntó Mika emocionada.

Ada puso la pistola en las manos de Mika, guío las manos de Mika hacía la cabeza de ésta y disparó.

Mika cayó al suelo con un fuerte golpe, la pistola todavía en sus manos, el Sr. Bigotes lleno de sangre a un lado de ella. Mika estaba muerta.

—Mika, dos pueden guardar un secreto, si uno de ellos está muerto. Lo siento mucho—susurró Ada, arrodillada junto al pequeño cuerpo de Mika—. Él me dijo que sí una persona se enteraba debía matarla, lo siento Mika. Nunca debí decírtelo.

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Una niña con un vestido oscuro llegó corriendo junto a una mujer que estaba sentada en una cobija en el jardín de una pequeña casa.

— ¡Mamá! ¡Encontré a una niña al lado del lago!

— ¿En serio, cariño? ¿Cómo es ella?

— No lo sé, mamá, la niña tenía un líquido rojo alrededor de su cabeza y había una pistola en su mano. También tenía un oso de peluche.

La madre de la niña, espantada, hizo que su hija regresara a la casa, mientras ella iba hacía el lago para ver la trágica escena.

El cuerpo de una niña, su vestido estaba salpicado de sangre. En la parte de su cabeza un círculo del aquél liquido rojo, se encontraba rodeándola. En su pequeña mano se podía apreciar la pistola que había puesto fin a su vida.

Nota:

La frase: "Érase una vez una niña que creció entre monstruos" No es mía. 

"¿Me guardarías un secreto? Jura que te lo puedo confiar" Frase de la cancion "The Pierces- Secret"

"Dos pueden guardar un secreto, si uno de ellos está muerto" Frase de la cancion "The Pierces- Secret"







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