El pazo

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Originalmente esta historia la creé para el  III Certame de Relato Curto que se celebró en 2015 entre los alumnos de primaria, ESO y Bachiller en la provincia de Pontevedra. Fui finalista y fue publicada en gallego en el Diario de Pontevedra. Para los que queráis leerlo en versión original, podéis hacerlo aquí: http://diariodepontevedra.galiciae.com/blog/429546/o-pazo-por-monica-mella-maquieira o poner mi nombre completo (Mónica Mella Maquieira) en google. Para los que preferís el castellano, simplemente seguir leyendo.

Entraron en el pazo muy juntos y temblando. El edificio era escalofriante, pero más escalofríos les provocaban los de último curso. Tanto Antón como las gemelas Uxía y Alexia se las arreglaran para enfadar a los mayores y, como castigo, les dieron a escoger: o cargar con la travesura de haber destrozado la oficina de la directora o entrar en el pazo.

La decisión había sido difícil. La reputación de la edificación era terrible: muchos años atrás, el dueño matara a todos los que vivían allí para, después, suicidarse. Pero peores eran los rumores que decían que los espíritus de los que allí murieran vagaban por el viejo edificio, buscando nuevas almas que les hicieran compañía.

Pero la posibilidad de encontrarse con un fantasmas sediento de sangre sonaba mucho mejor que la seguridad de ser expulsados. No hubo dudas. Escogieron entrar en el pazo.

Ya llevaban varios minutos en la casa y empezaban a relajarse cuando vieron una luz blanca al final de un pasillo oscuro. Sabían que los mayores querían asustarlos, así que se acercaron.

A medida que se aproximaban a la luz empezaron a distinguir la forma humana de una mujer con un vestido a la moda del siglo pasado. Cuando estaban a unos pasos, Antón pisó una tabla suelta que dejó escapar un quejido.

La mujer se dio la vuelta y los tres compañeros pudieron ver una mirada triste sobre una gran sonrisa roja a la altura de la garganta.

Los jóvenes salieron corriendo y gritando del pazo y no pararon hasta llegar al jardín. Fue Uxía la primera en recuperarse:

- ¡Seremos idiotas! ¡Eran ellos queriendo asustarnos!

- Así es - dijo su hermana -. Caímos como niños.

En ese momento escucharon la reja abrirse y unos pasos que se aproximaban. No tardaron en ver a los mayores cubiertos completamente de harina.

- ¿Os echasteis para atrás o qué? - dijo el jefe.

Los más jóvenes no contestaron. Los tres estaban pesando lo mismo: "Si ellos están aquí..."



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⏰ Última actualización: Nov 30, 2015 ⏰

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