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-Ponqué, brownie y ponqué, ese es el orden para las bandejas - le digo a la organizadora.- no brownie, ponqué y ponqué, ¿entiendes?

- Si.

-Bien, entonces hazlo.

La organizadora disimula una mala mirada, no me importa, mi trabajo es que todos los aperitivos dulces estén perfectos y tiene que seguir mis órdenes le guste o no.

-Deja a la pobre chica en paz - dice victoria, mejor amiga y entrometida profesional. - sé que te gusta la perfección pero recuerda que algunos somos humanos.

- Ja ja ja, que graciosa.

- Lose, como sea, es hora de que te cambies porque... - me señala. - No estarás en el evento así ¿cierto?

Miro mi atuendo, no hay nada malo con él, un pantalón negro y chaqueta de la pastelería junto a unos tenis sencillos, estoy vestida para trabajar y estoy aquí para hacerlo.

-Emm... si- digo mientras término una bandeja de aperitivos.- Además no estaré toda la noche, recuerdas que tengo un hijo ¿no?

-Que tengas un hijo no significa que no te puedas divertir, a propósito ¿con quién dejaste a mi Nico?

-Con mis padres, y Nicolás es mío, no tuyo.

-Esta con tus padres, genial.- dice ignorando mi reclamo.- No sé porque te preocupas tanto, a ellos no les molestara quedarse toda la noche con él, además tu y yo sabemos que si llamo a tu madre y le cuento sobre el evento estará más que encantada con que disfrutes tu noche.

-Lo sé, por favor no lo hagas- digo suspirando.- Además, no importa si acepto quedarme, no tengo nada que vestir.

-¿Nada que vestir? Por favor, Amelia. - Dice bufando.- en casa de tus padres tienes un armario repleto de vestidos, otra cosa es que no te guste usarlos.

-Son vestidos de la secundaria, si no recuerdas estuve embarazada, ya no tengo el mismo cuerpo de adolescente.

- Amelia, tienes 22 años, tienes un hermoso cuerpo, el haber estado embarazada te favoreció, solo mira este trasero y estas bebes - dice tocando mis senos.

- Basta - digo golpeando sus manos fuera de mi cuerpo.- Alguien puede vernos, sinvergüenza.

- Aguafiestas - dice divertida.- Mira, hagamos un trato, te llevo a casa de tus padres y te mides algunos de tus vestidos, si no te queda ninguno entonces puedes quedarte encerrada en tu casa un viernes en la noche como una viejita solterona.

- Te odio - le digo mientras soy arrastrada hacia la salida.

- No, no lo haces - dice mi amiga riendo.- yo sé que me amas, perra.

~ ^ ~

-Eres una vil mentirosa.

- ¿Y ahora que hice?

- ¿Cómo te atreves a decir que no te quedaría ningún vestido?

-¿Enserio crees que me queda bien?- digo mientras observo mi reflejo en el espejo de cuerpo completo.

-Sí, claro que te queda bien ese vestido, y los otros tres que te has probado.- dice Vicky señalando los vestidos sobre la cama.

Vuelvo la mirada hacia el espejo, la verdad es que este vestido es hermoso, de color negro, sencillo y a la vez elegante, muy de mi estilo y me encanta cómo encaja perfectamente en mi cuerpo.

-Solo faltan unos lindos pendientes y un buen peinado, que obviamente yo te hare, amiga mía.

-No esperaba menos de ti, Vicky.- digo mientras voy a mi viejo tocador a buscar alguna joya.- y ¿tú que te pondrás?

Sweet Happiness.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora