CAPÍTULO ⚀ prologo

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El jefe maestro se encontraba sentado sobre unas cajas de suministros mientras esperaba que la doctora Halsey le avisara que el procedimiento había terminado. Su cabeza se encontraba agachada viendo hacia el suelo, temiendo que algo en el proceso fuera mal.

Después de un tiempo estudiando el proceso de convertir entidades digitales en biológicas, la doctora había hallado la manera correcta de llevar a cabo tal procedimiento. Había estado experimentando con pequeños conjuntos de datos al principio, bacterias, células de la piel y vegetales para después pasar a organismos más complejos como ratones de laboratorio de los cuales convirtió su ADN en información digital, lo que era relativamente fácil, ya que era un procedimiento estándar en la creación de inteligencias artificiales, aunque eso solo se llevara a cabo con los patrones neuronales del cerebro de quien se pretendía crear la I.A., y normalmente esa persona ya estaba muerta para cuando tal cosa ocurría. Sin embargo, nunca se intentó con ADN real, cuya cantidad de información, aún para los dispositivos de almacenamiento disponibles entonces, era enorme. Pero lo había logrado con un poco más de esfuerzo. Lo realmente difícil de todo aquello era tratar de regresar esa información digitalizada a un estado biológico viable donde el individuo clonado pudiera vivir y mantener su mente intacta.

Los primeros experimentos crearon abominaciones, los ratones clonados estaban terriblemente deformados, grotescas criaturas que debieron ser exterminadas por misericordia más que por asco. Pero con la práctica y los sucesivos ajustes, la científica había logrado por fin crear un ser idéntico al original. Había descubierto una forma de clonación en la que con tan solo una pequeña muestra de sangre del individuo original, podía copiar el ADN del mismo en un archivo digital para luego transformarlo en otro ser idéntico al anterior. Todo ello gracias a la información que se logró obtener del compositor forerunner que el Spartan 117 había destruido hacía un tiempo.

La doctora por fin salió de su laboratorio, en su rostro se veía cierto agotamiento, pero el jefe maestro no logró descifrar si era por el cansancio de esa sesión o por el paso de los años, mas sin embargo, aquella expresión agotada no era pesimista, al contrario, era la clase de agotamiento que se muestra cuando se ha logrado algo satisfactorio.

John 117 se acercó a Catherine y aunque su rostro y movimientos parecían serenos, por dentro estaba más que ansioso por saber el resultado del procedimiento.

Catherine vio a su Spartan favorito a los ojos, sonrió y habló.

―Todo está hecho John.

―¿Ella está bien? ―preguntó el Spartan con inseguridad a pesar de su usual tono serio, carente de emoción.

Aunque su voz se escuchaba serena, Catherine sabía que por dentro su favorito estaba más que ansioso por saber el resultado.

―Solo hay que dejar que duerma un poco. Pasar de un estado digital a uno biológico no es algo que suceda todos los días. Deberías ir a dormir y volver por la mañana. Estoy segura que para entonces ella ya habrá despertado y se alegrará mucho de verte. Por lo pronto yo iré a dormir, estoy agotada y mi edad no me ayuda mucho ―la doctora Halsey se escuchaba tal como se veía.

―Doctora... ―llamó el Spartan a la anciana. Ella lo miró detenidamente― Gracias.

Agradecer no era algo que un Spartan hiciera a menudo, y cuando lo hacía era por algo sumamente importante. A pesar de su casi siempre calmada actitud, Catherine se permitió sonreírle a John, como una madre haría con un hijo.

―Descansa John. ¿O quieres parecer zombie mañana que Cortana despierte? ―un tono de ternura se escuchó en la voz de Catherine, justo como el día cuando ella lo conoció hacía tantos años.

―¿Puedo verla ahora? ―insistió él.

―Ve a dormir y mañana la verás ―fue toda la respuesta de la doctora antes de retirarse a sus aposentos.

―Entonces mañana será ―dijo el Spartan.

Vio hacia la puerta por donde había salido la doctora Halsey, y sin hacer nada más se retiró de allí para ir a descansar.

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