Capítulo 5

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Mi corazón se acelero aun más si es que eso era posible, al escuchar las palabras de mi adorado.

¿Me hablaría sobre las guías?
¿Si se había dado cuenta?

Benjamín se agachó para terminar de recoger las cosas y me las dio con cuidado, asentí en forma forma de agradecimiento con intención de irme al ver que no decía nada, después de todo no se había dado cuenta... «O eso creó...» pero antes de dar un paso su encantadora voz me retuvo.

-Espera, Deja me llevarte... -Negué rápidamente, ¿Yo dentro de un auto con Benjamín? este día cada vez era mas caótico... Apenas y podía reprimirme...
-Por favor... Somos vecinos, déjame hacer esto por ti, si te incomoda estar en un auto conmigo no debes preocuparte, Hanzel y Gretchen también estarán, se bajaran antes pero también estarán, no debes preocuparte... -No sabía como responder... Y el no parecía iba a dar su brazo a torcer.
Por lo que termine aceptando y siguiéndolo hacia su auto.
Emprendimos marcha y mi cerebro se lleno de ideas.

«¿Por que lo hacía?
¿me veía como una chica indefensa por lo de hace poco? O acaso era por las guías ¿Si se había dado cuenta y esta era su forma de agradecerme? Ni siquiera quiero que me agradezca ¿Y después de haberme llevado a casa que, luego de eso que? No es que quiera algo mas pero tampoco quiero que esta extraña relación (Si es que así puede llamarse) culminara así...»

Al volver del mundo de mis pensamientos se dio cuenta que Hanzel y Gretchen ya se habían bajado.

Había vuelto a quedar sola con Benjamín.
En un espacio de tan sólo 4.635 milímetros...

Ninguno de los dos dijo nada y el silencio resultaba ciertamente incómodo, Benjamín puso música en la radio pero su efecto contra la incomodidad fue nulo completamente.
Aun podían escuchar sus tensas respiraciones y como ambas mentes pensaban en como aliviar la tensión, estaba claro que yo no hablaría, pero estaba pensando en que hacer...
¿Tal vez abrir la puerta y aventar me del auto?
Consideraba seriamente mi idea pero el ver que nos detuvimos toda idea en mi mente se fue.
El lapso desde que entró en si, hasta que llegó a su casa le parecieron eternos.
Y diferente a como había imaginado ya muchas veces el estar en el auto de mi príncipe.

Tome mis cosas para bajar del auto y antes de cerrar la puerta escucha a Benjamín hablar...

-Gracias. -Fue lo que escuche. Pero realmente no supe como interpretarlo.
Era yo quien debía agradecer.
Cerré la puerta sin decir nada y vi como benjamín llevaba el auto en sentido contrario para ir a su casa.

Entre a mi casa y solo allí me percate de la hora.

3:55.
Estaba muerta.
Fui a la cocina lo mas rápido que pude mientras preparaba el almuerzo.
Prepare algo rápido y sencillo para no perder tiempo.
Sin cambiarme del uniforme ni nada fui directo al trabajo de mi padre a llevar le la comida.
Mientras en el camino pensaba que le diría...

Llegue pero los guardias no me dejaron pasar, los entrenamientos ya habían empezado y como ya saben yo tengo prohibido siquiera pensar en lo que pasa en ese lugar, aun que es bastante claro.
Me fui dejando la comida con la guardias para que luego se la dieran a mi padre, claro después de haberles rogado por un largo rato...
Al menos no debía enfrentarlo, no por ahora, lo que me daba tiempo de pensar que le diría.

Ya en casa termine de romper la rutina.
No realice nada de lo debido.
Apenas y cocine algo mejor por si mi padre se aparecía para cenar y empecé a realizar algunas tareas pero el pensar que le diría a mi padre no me dejaba pensar.

[...]

Había pasado ya varias horas y aun no estaba segura de que le diría.
Miles de escusas habían pasado por mi mente pero ninguna era no suficientemente buena como para asegurarme que no sería golpeada.

Y antes de que pudiera darme cuenta mi padre había llegado.

Me había lanzado comida a la cara.
La comida que le había llevado.

-¡¿ESTAS CONSCIENTE DE LA HORA A LA QUE TU ME LLEVASTE ESTA MIERDA?! -Gritó haciendo me temblar.
-¡Y ENCIMA DE ESO ME LLEVAS ESA PORQUERÍA!
¡¿ESTAS INTENTANDO REBELARTE CONTRA MI O ALGO ASÍ?! -Gritaba al tiempo que me empujaba mientras que mi hermosa madrastra, Maritza observaba desde el sofá.
-¡¿QUE MIERDA ESTUVISTE HACIENDO?! -Dijo esta vez estrellando me contra la pared y allí se percato en los moretones de mi cuello.
-Oh... Ya veo... ¡Estuviste divirtiéndote! -Lo había mal interpretado.
-¡¿Así que tienes tiempo para andar de zorra?! ¡¿QUE TAL ESTUVO?! ¡¿EH, PEQUEÑA PUTA?! ¡¿CON QUE CREES QUE YA PUEDES ANDAR ENTREGANDO TE POR AHÍ?!

-¡N-no padre! ¡No es lo que piensa! ¡Se lo juró!

-¡¿CREES QUE SOY ESTÚPIDO?! ¡¿ENTONCES QUE ES ESTO?! -Dijo tocando los moretones.
-¡¿APARECIERON SOLOS?! O ¡¿ACASO ERES COMO LA VIRGEN MARÍA Y DIOS MILAGROSAMENTE TE HIZO CHUPETONES?!

-N-no padre. Por favor. Escúcheme.
H-hoy un chico de mi colegio me atacó, me estaba golpeando y apretando mi cuello, de no ser por otro chico este me habría golpeado. -Dije optando por decir la verdad.
-¡Lo juró, por favor! ¡Debe creerme!
Por esa razón también llegue tarde a casa. El chico que le atacó me retuvo en la salida, no pude hacer nada.

-¡¿EN VERDAD CREES QUE VAS A ENGAÑARME?! ¡VAYA CUENTO TE HAS INVENTADO!
NO NACÍ AYER CAMILA.
SE PERFECTAMENTE LO QUE SUCEDE CON LOS CHICOS A TU EDAD, PERO YO ME ENCARGARE DE APAGAR TODAS TUS HORMONAS. -Dijo a la vez que me halaba del cabello y llevaba con el hacia la planta alta de la casa.
Llegamos a mi habitación y después de abrir la puerta me lanzó en la cama.

No entendía que iba a hacer hasta que lo vi empezar a bajarse los pantalones.

-¡No! ¡No! ¡Papá, por favor, no! ¡Te lo ruego!
¡Te juró que estoy diciendo la verdad!
¡Puedes hacerme exámenes si quieres!
¡Pero por favor no lo hagas!

-¡¿Exámenes?! ¡¿Crees que gastaría para hacerte exámenes?! ¡Si lo que dices es cierto o no lo comprobare justo ahora!
Y de ser cierto te quedará de lección y ni siquiera pensaras en hacerlo.

-¡No puedes hacerme esto, eres mi padre! -Decía intentando hacerlo entrar en razón, pero aun seguía bajando mi pantalón y des abotonan do mi camisa.
Maritza apareció confundida mirando desde la puerta intentando comprender y al hacerlo su rostro empalideció.
La mire desde la cama rogando su ayuda, nunca había sido capas de interferir en las palizas que mi padre me daba, pero esta vez era inconcebible, no podía quedarse allí sin hacer nada ¿Verdad?

Le miraba con los ojos llenos de lágrimas, viendo como se llenaban los suyos.
Ella podía ayudarme, sabia que era quera improbable que ella interferiría, pero algo me decía que le rogara, que su poca moral no permitiría ser testigo de semejante acto, que como mujer no lo permitiría, que no dejaría que yo viviera eso, ella conocía la sensación que me invadía y creía que por primera vez haría algo para ayudarme.

Pero no.
Cerro los ojos dejando caer al suelo sus lágrimas y se dio la vuelta.

Estaba pérdida.

-¡Papá, te lo ruego! ¡Es lo único que tengo! ¡Es lo único que me queda! ¡No me lo quites! No me lo quites. No me lo quites. -Rogaba y rogaba pero era en vano. Sus ojos me miraban con lujuria mientras bajaba mi ropa interior haciendo me sentir un terrible asco.

-Eres idéntica a tu madre... -Dijo mirándome embelesado.
-Tenia justo tu edad la primera vez que lo hicimos.
Yo fui su primer hombre y si no me has mentido también seré el tuyo.



No diré nada, salvo:

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Bye


Niña Buena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora