Capítulo 4

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La alarma sonó en su teléfono, recién era de madrugada, el reloj en la pared marcaba las 5:30 am, decidió dormir un poco más, no había mucha prisa para ir a la escuela, después de todo los nuevos entran a las 8 am.

A la media hora estaba despierta, se estiró un poco y despejó sus ojos mientras se duchaba para ir mas tarde en busca de Becca y la nueva escuela. Se vistió e hizo lo demás, bajó al jardín, dándose cuenta de que sus abuelos aún dormían, tomó una silla y se quedo allí en soledad, pensando todo lo que podría hacer y pensar al tiempo que temía al fracaso y que no se dieran las cosas como ella quería.

Recibió los primeros rayos cálidos del sol en su rostro junto con una brisa leve y fresca que acariciaba su cabello, ella disfrutó aquel encuentro de su naturaleza femenina con el entorno que la rodeaba.

En esto, se vio interrumpida por uno de sus vecinos, era un poco tímido ocasionalmente y casi nunca veía a Camile, pero cuando lo hacia no se atrevia a pasar del saludo, su nombre era Peter Barklen; apodado en su secundaria como 'Shakespeare Jr.' Rompió la concentración de Camile con unas dulces y cortas palabras que mas tarde les hizo sonrojar a ambos

- Aún a la lejanía, los cazadores no sucumben con tu belleza? Tu cabello es radiante como el sol, tienes al bosque en tus ojos, tu sonrisa es un mar de besos escondidos y tu piel es como esa delicada brisa que golpea tus mejillas en este instante. Mírate, joven y llena de vida, tu rostro es un bello paisaje que todos los pintores codiciamos. Ni la mismísima Mona Lisa estaría a tu nivel.

Camile se sonrojó y frunció el ceño unos cuántos segundios en respuesta a las palabras de Peter, al fin entendía la razón de su apodo, sólo pudo sonreír por temor a arruinar la belleza de las palabras que él dijo anteriormente, si comportamiento parecía muy simple. Entonces se levantó y le besó ambas mejillas, como acto seguido pronunció lo mas cursi que creía adecuado para Peter

- Tú eres esa clase de chico que necesito para levantar mi ánimo, y de verdad te doy gracias por hacerme sonreír. Fuiste el primero en provocarme una sonrisa hoy... Sólo espero que no sea la última vez

Dicho esto lo abrazó con fuerza. Él respondió

- No, nunca te dejaré...

Peter se sentía incómodo y demostró muy pronto esta inconformidad

- ¿Que pasa? ¿Soy mala abrazando? - cuestionó Camile
- No No! Y pues... Me gusta abrazarte pero es que el muro de césped que tienen aquí no ayuda y las espinas y ramas se me están clavando en el abdomen

Camile lo soltó y lo empujó con suavidad hacia atrás, el chico levantó su camisa. Tenia marcas de las ramas por todo el abdomen y una pequeña cortada que asustó a la chica

- Oh Dios! Que te pasó ahí?
- Es que hace poco me caí en las gradas del estadio y cuando me levanté, pegué el cuerpo contra la reja y al correrme un alambre grueso me cortó
- Entra, te limpiaré

Peter se sentó junto a la mesa de té, Camile volvió con un maletín de primeros auxilios y le ayudó inmediatamente a limpiar su herida

- Se ve mal ¿no?
- Pues parece infectada, pero es superficial... Nada grave, te limpiaré

Tomó un paño limpio y un poco de algodón humedecido con alcohol encima. Rosó la herida y Peter sintió dolor

- Maldita sea! Duele mucho
- Lo siento... Para ser un chico, lloras como niñita
- Dijiste que puede estar infectada, tal vez es por eso
- Si como no... Ya de nuevo te limpiaré pero ya no es alcohol
- Esta bien

Puso una crema esterilizadora y cubrió la herida con un poco de gasa y banditas quirúrgicas. Por último le puso una venda y le dio un beso en la mejilla

- La próxima vez no te hagas daño bueno?
- Claro - Sonrió

Peter se puso en pie, le agradeció a Camile y se fue a su casa, casi era hora de ir a la escuela y ninguno estaba listo. Por su parte, Camile fue a la cocina por cereal con leche y salio al jardín para desayunar, tras ella vino su abuela

- Buenos días joven cita madrugadora
- Buenos días, que tal dormiste abuela?
- Muy bien... Tu dormiste?
- Por supuesto, por qué no lo haría?
- Me di cuenta de lo que pasó anoche, por eso pensé que habías tenido mala noche
- No fue nada, no debías preocuparte
- Me preocupa que estés mal
- No estoy mal... Estoy bien, siempre lo he estado y no veo porque o cual seria el motivo para no estarlo
- Viste la foto, con eso es suficiente
- No lo es, si por algun motivo algun dia estoy mal, saldría de esa sola y de otras más

Dicho esto, dio un gesto de incomodidad, término su cereal y subió para recoger su mochila y cepillar sus dientes.

Érase Una VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora