Eternamente (YellowMellow)

Capítulo 4.

...

Llegamos a su piso, el cual, por cierto, muy chulo, paredes blancas, muebles impecables, y aunque no era muy grande y solo tenía una habitación, era muy cómodo, se sentía como un hogar al que cualquier persona estaría agradecida de llegar después de un día largo de trabajo.

Decidí tomar una larga y relajante ducha, cuando salí Anna estaba sentada en su pequeño escritorio, solo giro un poco la cabeza para verme al momento que me decía: "trabajo, ya sabes" con cara triste, solo asentí y me recosté en el sofá que estaba al lado de ella.

- Is, cariño, tus cosas las puedes poner en mi armario también, puedo hacerte un espacio, ya sabes, para que no las tengas todo el tiempo en tu maleta.

- Gracias, eres una delicia de persona – sonreí y prendí el televisor.

La televisión aquí era igual que en mi país, una mierda. Nunca me gusto la televisión, cuando la prendía era solo para poner canales de música, y ya está, nada más. Vi en el estante que estaba situado al lado del televisor unas cuantas pelis, así que me levante del sofá y las mire, solo películas de Disney, si, Anna es una fanática de primera de Disney, y aunque yo no lo soy tanto, eso era mejor que la televisión, así que me decidí por el Rey León y la puse, me recosté en el sofá nuevamente.

- Buena elección – me dijo Anna al momento en que comenzó la peli.

- Gracias, venga, únete no me dejes verla sola.

- Me encantaría, pero tengo que terminar esto para mañana, pero descuida cariño, que mañana cuando salga del trabajo, seré toda tuya y haremos cosas muy guays, ya lo veras – me guiño un ojo y volvió a concentrarse en lo que sea que estaba haciendo.

- Vale – dije al tiempo que lanzaba un bostezo, vaya que me sentía cansada

...

- ¿Qué... que haces aquí? – pregunte, apenas podían salir las palabras de mi boca

- Vine a buscarte

- No, no puedes

- Si puedo Isis, vine por ti, y te iras conmigo

- ¡No!. no puedes simplemente venir y pensar que solo diciéndome eso yo volveré ¡No! – y las lágrimas comenzaban a salir

- Tú me amas, me amas, lo sabes y lo sé, no puedes estar lejos de mi cariño

- Si puedo, y lo estoy haciendo, ¡Todo estaba tan malditamente bien!, ¿Por qué haces esto?

- Porque te amo

- ¡No, No Rosy! ¡No me amas! Deja ya de fingir, por favor ya no sigas con esos cuentos – me deje caer al sofá y lloraba con a cara entre mis manos, sentí como Rosy se sentaba a mi lado, y me pasaba su brazo por mi hombro, haciendo que me recargase en ella

- Yo te amo, te amo Isis, soy una idiota lo sé, pero te amo, y tu amas a esta idiota, nos necesitamos – decía, muy segura de sus palabras

- Te necesito Rosy – lloraba cada vez más mientras me abalanzaba a sus brazos

- Lo sé, por eso estoy aquí, me necesitas, no puedes estar sin mí, y ciertamente, yo tampoco puedo

- No te vayas, no me vuelvas a dejar

- No lo haré bonita, no lo haré...