"Nunca nadie me había enganchado de esa forma. No quería estar a su lado porque sabía que así no sería capaz de ganarle la batalla a mis demonios. Ni quería separarme de él porque sabía que era imposible. Muchos me dijeron que lo dejara, que no valía la pena, que lo olvidara. Ninguno de esos tenían ni idea de lo mucho que le quería y mucho menos, de lo que él se había convertido para mí. Se había convertido en un vicio, en una adicción de la que no era capaz de desengancharme. Su sonrisa era peor que el alcohol y sus ojos achinados, peor que la droga. No era capaz de desengancharme de esa adicción porque, aunque me hacía daño, era lo único que me hacía sentir viva."