Nunca antes me había parado a pensar en las consecuencias de todo lo que nos rodea. Redes sociales, fotos con efectos increíbles, photoshop, mentiras, estereotipos, y un sin fin de basura que ha ido corrompiendo la sociedad.
Alguien como yo, que nunca ha conocido el amor, busca respuestas. ¿Soy yo?
De repente sin venir a cuento ves que la única y simple razón de que no lo hayas encontrado, es que, por así decirlo, tú, tu mente y tus ideales pertenecéis a otra época.
¿Qué se supone que has de hacer entonces?
Puedes tener un tipo de mujer u hombre que te atraiga, y siempre habrá quién te diga que mires más allá. Pero no es tan sencillo, no cuando estás roto por dentro, cuando te han jodido, escupido, pisoteado y machacado a lo largo de los años.
Me he dado cuenta de algo durante mis noches en penumbra reflexionando, algo que creo que es la explicación de todo lo que me pasa por la mente. Algo que pese a que suene a tontería, tiene un trasfondo muy negro. Algo que como no sepas manejar bien o, al menos lidiar con ello, te puede llevar a la auto destrucción.
Soy un romántico.
No de los que se llevan ahora, si no de los que vivían hace siglos. Quizá podáis llegar a pensar que estoy como una cabra, o que no tengo ni jodida idea de lo que estoy diciendo, por que claro, solo tengo 19 años.
19 años, he estado dos entre médicos y batas blancas, en coma, en accidentes de coche, en muertes de amigos y familiares, en desahucios.
Qué 19 años más bonitos, ¿verdad?
Hay cosas peores, si, podría estar muriéndome, podría estar lloviendo... pero también podría ser mejor.
Podría tener un amor de novela romántica, un millón de euros en el banco, incluso con un amigo can me bastaría.
No puedo decir que mi vida sea una mierda, por que no lo es. Por suerte tengo amigos, familia, cabeza...
Y todo esto, la reflexión propiamente dicha, empieza un día, así sin más, con una historia que merece ser contada.

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Memorias de un Romántico
FantasíaMétodo simple, útil y gratuito de desahogo de una mente quebrada por la sociedad y sus miles de estereotipos que, poco a poco, han ido matando los ideales de cuento de hadas.