-¡Linda! ¡ya llegué!- Julieth al escuchar aquel grito se estremeció ¿Cómo le explicaría a su madre las marcas de golpes que cargaba? Julieth con toda la decisión del mundo salió de su cuarto y bajo las escaleras dispuesta a decirle a su madre todo lo que había pasado, pero al bajar no pudo creer lo que veía, un joven, un joven con una oscura mirada, pelo negro y rasgos hermosos. Sin dar crédito a lo que veía camino con paso indiferente a su lado pero con cierta timidez y llego hasta su madre para darle un gran abrazo, hace días que no veía a su madre ya que esta pasaba horas trabajando.
-Hola Juli ¿Qué pasa?- Pregunto Rosalet, la madre de Julieth, con un tono de preocupación al escuchar los sozollos de su hija.
-Lo siento tanto, tú no necesitas más problemas, ni yo- Dijo Julieth separándose de su madre, esta al ver el rostro de su hija cubrió su boca con las manos en señal de sorpresa y con preocupación se acercó.
-¿Pero quién te hizo esto?- En eso Julieth escucho que alguien entraba en la privacidad de la cocina donde estaba con su madre, era aquel chico- Más alrato hablaremos de esto Julieth, por ahora té presento a nuestro nuevo vecino, Ryan. Ryan esta es mi hija de la que te conté, Julieth. Supongo que los dos tienen la misma edad.- Ryan no dijo nada y se limitó a ver la chica frente a él, era muy linda, por todos lados irradiaba inocencia y pureza, pero esos golpes arruinaban su angelical rostro, Ryan se regaño mentalmente por estar pensando todas aquellas cursilerías, mientras tanto Julieth pensaba en lo guapo que era Ryan, y eso le dio a pensar algo, si es tan guapo seguro que era como los demás que la molestaban, un idiota a toda regla.
-Mucho gusto- Dijo Ryan ofreciéndole un mano a Julieth, esta última miro la mano como la cosa más extraña del mundo pero al final la acepto.
-Mucho gusto, Ryan- Dijo esta mientras escondía su pequeños sonrojo con el pelo, provocado por el tacto que hubo entre ella y Ryan.
-Bueno creo que es mejor que me retire- Dijo Ryan soltando la mano de Juli con extrema delicadeza pensando que si pasaba su fuerza en cualquier minuto se rompería.
-Esta bien, eres bienvenido cada vez que te plazca- Dijo Rosalet con una sonrisa hacia el joven.
-Muchas gracias, hasta luego- Dijo guiñándole un ojo a Julieth provocando que está se volviera sonrojar, Ryan no se había insinuado a Julieth hasta el último momento, raro de el. Ryan salió por la puerta, Julieth suspiro y volteo a ver a su madre que la veía con ternura.
-Ahora, me explicarás que es todo esto- Dijo Rosalet soltando un suspiro -vamos Juli- Dijo caminando junto a ella hasta los sillones que adornaba su casa. Y así fue toda su tarde, entre lágrimas y lágrimas, explicaciones de lo sucedido, Rosalet se sentía culpable por todo lo que pasaba a su hija y que está no la dejará ayudarla, hasta que algo se le vino a la mente.
-Julieth, tengo una idea, tal vez esté mal... Ya que no estoy a favor de la violencia, pero podría pedirle a alguien que te enseñe Boxeo- Dijo Rosalet con una tierna sonrisa.- Por lo menos por todo lo que tendrás de vacaciones, así no te molestarán, y estarás segura- Julieth lo pensó por un momento nada podía perder, las vacaciones comenzarían en dos dias más y para lo que ella tenía planeado era leer y salir a tomar fotografías con su vieja cámara.
-Esta bien- Afirmó Julieth, Rosalet sonrío feliz hacia su hija, por lo menos de esa forma podría ayudarla.
Lo que Julieth no sabia es que su vida estaba a punto de dar un giro de 180' grados, pero nunca más estaría sola.
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En su juego
Romance"Sin sentimientos de por medio es la única regla" "Te enseñare a pelear, pero después te alejaras de mi" Julieth Rosas, una chica cuya inocencia es su mayor debilidad. Molestada en la instituto por ser la lista, inocente, tímida y antisocial chica...