Prólogo

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Buscaba con sigilo quien era mi objetivo. La gente caminaba mirando sus teléfonos móviles, muy metida en su propio mundo e ignorando el hecho de lo que yo iba a cometer en cualquier momento. No podía observar nada desde mi posición, había mucha gente en la calle, así que rápido, empiezo a caminar hacia el callejón. Se podía escuchar el tumulto de la gente y la algarabía de la ciudad que nunca dormía, la vida diaria de Nueva York. Mis pies se mueven rápido por el callejón oscuro, buscando alguna consola para poder treparme.

Me muevo rápido, empezando a correr hacia el basurero. Con un impulso, logro agarrarme de la ventana, para seguir mi camino hacia el techo del edificio. Es arriesgado, sí, pero es parte de mi oficio. Además de que me encantaba hacer esto. Sentía como mi sangre hervía de la emoción.

Sigo subiendo, agarrándome fuertemente de una escalera que había. Sonrío de lado mientras ya la cosa empezaba a ponerse difícil. Con determinación, me lanzo hacia una barra que estaba en la pared, me agarro fuertemente de ella y con un impulso, sigo trepándome. Era un edificio pequeño, no tan alto como los rascacielos que tenía a mí alrededor, pero lo suficientemente alto como para poder observar todo.

Al llegar al tejado, rápidamente corro por él, buscando el lado que diera con la sociedad. Tomo un respiro para entonces buscar a esa presa. Sentía como mi sangre se calentaba, como mi corazón palpitaba con emoción. Sí, podía sentirlo. Podía sentir a mi presa cerca. Con sigilo me muevo por el techo y lo busco. Ah, sí, ahí estaba.

—Es hora de actuar...

Me subo mi capucha, para que cubra mi rostro. Verifico tener mi arma en su lugar, muevo mi mano y sale esa hermosa cuchilla, nuestra arma insignia. En mi rostro se dibuja una sonrisa mientras vuelvo a ver la presa, seguía ahí, distraída de lo que pronto iba a suceder. Doy unos cuantos pasos hacia atrás, y entonces me lanzo del techo.

Todo fue rápido, sentía como la adrenalina corría por mi sangre y la hacía hervir. Sentía como el viento jugaba con mi capucha intentándola sacar de lugar. Y sentí como mi presa era atravesada por mi cuchilla. Me levanto con gracia, nadie estaba observando, así que rápidamente busco en sus pertenencias lo que necesitaba, sí, la llave. Logré cogerla y así como me aparecí en el lugar, así fue como me moví por la calle, refugiándome entre las personas sumergidas en sus mundos.

—Trabajamos en la oscuridad para servir a la luz —susurré mientras me quitaba la capucha y dejaba que mi cabello cogiera aire.

Nadie sospecharía de lo que he hecho, nadie se daría cuenta que había sido yo. Obvio, nuestro trabajo es hacer las cosas con discreción y rapidez. Sigo caminando entre la multitud, hasta desaparecer del lugar.

Mi nombre es Ayesha Dahdal, perteneciente a una larga línea de asesinos que protegemos a la humanidad de la tiranía de los templarios, y esta es mi historia.



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¡Hola! Y gracias por querer leer esta historia que tengo en mente. Viene de inspiración por andar jugando bastante Assassin's Creed durante estas últimas semanas, así que me tomé la libertad de usar la idea principal de la franquicia. ¡Espero que sea de su agrado y pendientes para el primer capítulo! ¡Gracias! --Lu



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