Mass Effect: El Asesino

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El hombre ilusorio se encontraba sentado en su escritorio observando pantallas holográficas de varios mundos cuando una transmisión vía cuántica le distrajo.

Por fin, pensó. La llamada era largamente esperada por el enigmático líder de Cerberus.

Una holografía en 3D de un hombre, aparecía poco a poco frente a él.

El hombre que apareció no era común. Su armadura no era común.

Era humano, por supuesto. Cerberus nunca contrataría a un alíen si no fuera realmente necesario. No, este era humano, humano de verdad.

Vestía con una extraña armadura negra y bien diseñada. Un dragón se dibujaba alrededor del pecho. Su rostro tapado por un casco solo dejaba entrever sus ojos afilados.

Era un yakuza. Un mercenario Yakuza.

—Ya sabes porque te he llamado— dijo el hombre ilusorio mientras sorbía una copa de brandis.

—Asesinato—contestó el mercenario yakuza con una voz tenebrosa.

—Eso es, el objetivo es inusual. Pero tu organización es la más adecuada para el contrato—dijo el elegante lider de cerberus, mientras hacía que una de las pantallas a su espalda mostrara una imagen del objetivo

—Saldrá muy caro. Cien millones de créditos— dijo sin titubear el asesino mercenario.

—Hecho—la cara del hombre ilusorio nunca había estado tan satisfecha. Los yakuza, era la única organización gubernamental que no estaba afiliada a la alianza y rivalizaba con ella. Los mercenarios asesinos eran los más entrenados, mejor incluso que los soldados de la alianza.

El hombre ilusorio había conseguido un contrato. Y eso le provocaba grata satisfacción.

El yakuza, se retiró de la sala holográfica y salió al pasillo. Se encontraba en una estación de cerberus, a la cual había sido invitado para poder contactar con el hombre ilusorio.

En esa estación parecían estar trabajando en una especie de robots armaduras, se fijó en todo el complejo. Eran armaduras robóticas. Donde seguramente un soldado haría de piloto y se convertiría en una autentica máquina de guerra.

El operador de la estación, el supuesto encargado de las instalaciones, se acercó al asesino y le ofreció un PAD de datos, en la que se podía ver la trasferencia de 100 millones de créditos a la cuenta que él había elegido.

Complaciente, el yakuza sacó su arma y le disparó en la frente a bocajarro. Alertados los otros miembros de cerberus corrieron a cubrir y a disparar al mercenario. Pero este, era más rápido y ya había sacado su subfusil y disparaba a diestro y siniestro siendo el 90 % de sus disparos certeros.

Un soldado de cerberus se metió en una de las armaduras máquina y se dirigió hacia el yakuza.

El mercenario yakuza alertado por no haberse enfrentado nunca a una de estas máquinas se cubrió tras una grúa. El armazón empezó a disparar con una ametralladora a los alrededores del asesino. Mientras este observaba toda la estancia buscando una sustancial salida.

Tras una mirada vio que una de las grúas estaba encima de la máquina, y decidió dispararla con su arma hasta que esta hubo cedido y aplastó parte del armazón. Con un rápido movimiento se encontraba ya encima de la maquina, la cual abrió y disparó con su rifle al soldado del interior.

Todos habían muerto.

Puso una bomba, y abandonó las instalaciones.

Una vez en su nave, sintió la explosión que había hecho añicos la estación espacial propiedad de cerberus. El hombre ilusorio sabía a lo que se atenía cuando le contrató. Él no dejaba testigos.

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