Rikura

1.4K 84 24
                                    

¿Pero qué mierda pasó? -se preguntó Siralos abriendo los ojos lentamente para que la luz del sol no lastimara su vista.
El rubio miró por instinto en dirección de donde venía aquella tranquila respiración, encontrándose con el cabello azabache y el rostro sereno de un Fumus dormido. Parpadeó varias veces incrédulo y luego dio un brinco al ver que estaba desnudo y por alguna razón le dolía el trasero ewe.
-Calmate -dijo Fumus entre las sabanas.
-Fumus, tú... yo--
-Callate he dicho -exclamó el azabache-. Yo... estaba ebrio.
Siralos rió sarcástico y abrazó a Fumus por la espalda, luego se acurruco a su costado.
-¿Eres homo? -preguntó el rubio.
-No, soy bi, pero con esto ya estás confirmando tu joteria, maldito maricon -contestó Fumus con franqueza y risas orgullosas.
-Idiota -Siralos golpeó levemente el hombro de Fumus, haciendo que éste soltará una carcajada y se pusiera de pie fuera de la cama.
-Eh, ¿por qué te vas? -exclamó Siralos, cubriéndose con la sabana.
-Aléjate de mí, me das asco, maricon -Fumus lo miró de reojo con mirada fulminante y despectiva-. Hubieras visto tu rostro anoche, parecías prostituta por amor al arte -luego le lanzó una sonrisa triunfante y un poco sarcástica-. Pero definitivamente pagaría cualquier cosa por volver a verte así.
Siralos enrojecio por completo, no sabía si reír o llorar, porqué ese idiota le había robado su blanca pureza (?) Y ahora lo trataba peor que la mierda.
-Pensé que ser tsundere era trabajo de ukes.
-Yo no soy uke, ni tampoco un seme -dijo Fumus dirigiéndose al baño-. No me metas en tus cosas no heterosexuales.
-Eres un best true tsundere :v -dijo Siralos.
Antes que Fumus pudiera contestar algo badass, alguien intentaba abrir el pomo de la puerta. Siralos miró con miedo a Fumus y éste -quien tenía el pantalón puesto- se preparó para noquear a quién fuera que estuviera del otro lado de la puerta.
El pomo giró y ambos temieron.
-Papá, podrías da--
-Licorice -murmuró Siralos sorprendido.
-¿Tan temprano y ya estás con tus mariconadas, abuelo?
-Eh, yo... no es lo que piensas -exclamó Siralos sonrojado.
Licorice miró con una ceja levantada a Fumus.
-Tú si te veías como un hombrecito -dijo el niño y Fumus se crizo de brazos tratando de digerir que un demonio le había insultado a un D I O S como él, y habría puesto cara de poker, pero eso no era cosa para gente badass como él-. En fin, ¿han visto al idiota de Satanick, o a papá Ivlis?
Ambos negaron con la cabeza.
-Bien, me voy -Licorice se dio la vuelta y antes de abrirla, se giró lentamente hacia su prostituto abuelo-. Descuida, no le contaré a nadie, si ustedes no le cuentan a nadie que me tiré a Moge-ko.
-Ya decía yo que esos ruidos raros en otro día no podían ser tus padres -comentó Siralos.
-¿Cómo mierda te la tiraste siendo un niño? -cuestionó Fumus.
-Puedo volverme adulto cuando quiera, duh -dicho eso, Licorice salió.
Ambos se miraron entre ellos desconcertados.

Por otro lado, Etihw junto a Kcalb paseaban tomados de la mano por el jardín trasero del castillo, mañana debían volver a casa y esperaban más que nunca que el bebé naciera.
-Ojalá y no sea darks como tú -dijo Etihw.
-Haré como que no escuché eso -Kcalb bajó la mirada indignado.
A lo lejos vieron acercarse a Satanick completamente desesperado. Pararon el paso para preguntarle qué sucedía.
Satanick se paró frente a ellos.
-¿Qué te--
-¡Lil vendrá! -gritó Satanick.
-¿... Qué?
-No sé cómo carajos me encontró, pero viene para acá y si ve a Licorice va a castrarme -pobre Satanick, parecía realmente en problemas.
-Eso te pasa por pito suelto... -murmuró Kcalb.
-¡Esto es peor que todo. Peor que Glasses pidiendo dinero, peor que Ivlis en sus días de uke, peor que Siralos por las mañanas!
-Pero Siralos por las mañanas es hermoso -dijeron ambos al unísono.
-Tienen razón -reflexionó Satanick-. Como sea, necesito ayuda.
-¿Ayuda para qué? -preguntó una femenina voz a espaldas del oji púrpura.
Kcalb y Etihw abrieron los ojos de par en par.
-¿Está detrás de mí, verdad? -preguntó Satanick resignado.
Ambos asistieron con un movimiento de cabeza.

¿Quién se comió la tarta de Ivlis? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora