Prologo

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Quince de febrero, 1993. Roma - Italia. La llegada del primogénito. 

Zapatos negros, esmoquin de igual color con rayas verticales blancas, espalda encorvada y cabello canoso, con su caminar cojo mecía de un lado a otro su cuerpo delgado mientras que sus manos maltratadas se encontraban juntas en su pecho. Se podría describir con una cara dura, castigada, su frente era amplia pero arrugada, sus ojos inexpresivos pero intensos,  adornados de unas cejas arqueadas, nariz recta pero no puntiaguda, su boca en una linea recta totalmente seria, su cuello elegante adornado por una corbata a juego con su vestimenta. Sus labios eran finos pero voluptuosos con sus mejillas pálidas como su piel. En fin, era un viejo, era el Don.

—Silencio familia.— Sentencio con su afónica voz, esta resonó en el salón llamando al silencio, la familia se encontraba reunida en la amplia mesa ya adornada por las vajillas y utensilios, todos murmurando porque carajos a un anciano tan tacaño con un pie mas en el otro mundo que en este se le ocurría organizar tan costosa cena en pleno invierno.

—Tengo una grata noticia que darles.— Hombres y mujeres voltearon a ver al hombre con miedo en sus ojos pero demostrando toda la atención posible, intentado ocultar el temor hacia el hombre en la cabecera de la mesa. El anciano miro al hombre de traje azul en la otra esquina de la meza con cierta alegría, haciendo que por inercia todos volteen a ver a aquel señor, que se conocía como hijo bastardo del anciano, junto a la delgada y pequeña mujer que yacía a su lado, su esposa.

Inclinando su cabeza pidió respetuosamente permiso para ponerse de pie, el anciano solo hizo un gesto mientras que el incompetente de su hijo anunciaba la llegada del primogénito... La llegada del nuevo dueño de Mansión Imperio a quien educaría como fiel sucesor al puesto de Don, quien se encargaría de los negocios con los Rusos, quien seguiría sus pasos al pie de la letra como el el hijo de su deshonra no pudo.

Rusia -Moscú. 2013 

  — ¿Entonces soy el regalo de cumpleaños del mocoso?—  Unos penetrantes ojos azules grisáceos miraban fijamente al hombre mayor mientras que intentaba contener su ira para poder salvar su vida, puesto que no estaba tratando con cualquier persona sino que estaba frente a su padre, amo y señor de la mafia rusa. 

  — Solo conseguirás algo de información, no seas caprichoso Louis.  —Gruño el hombre exasperado mientras se retorcía sentado en su cómoda silla de cuero.  Dos pequeñas dagas de cabo negro con un dragón de metal en este, fueron lanzadas hábilmente terminando a cada lado de la cabeza del hombre mas importante y peligroso de Rusia. 

  — No me llames así— Sentencio el mas bajo para minutos después oír el estruendoso ruido de las puertas siendo azotadas contra el marco en un furioso cierre y las llantas del conocido auto rechinar en el asfalto con tanta furia como la que cargaba el conductor. 




Vendetta -Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora