El novato

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La nieve caía copiosamente bañando de blanco todo a su paso. El invierno había llegado, y los habitantes del Muro se preparaban para lo que se decía que iba a ser el invierno más largo en décadas.

El frío calaba hasta los huesos, y el viento helado no ayudaba a calentarse. Jon Snow se encontraba arrebujado en pieles, pero aún así le castañeteaban los dientes. Había llegado hacía unas horas de una larga estadía en el Norte en una expedición con los exploradores. Habían perdido tres hombres, y cada día llegaban más de todos los reinos para ayudar a defender el Muro en aquellos tiempos difíciles. Jon creía que el calor de la chimenea iba a templar su cuerpo, pero la larga estadía en el norte del Muro le había calado el frío hasta la última célula del cuerpo.

-¡Jon!- El mismo se sobresaltó cuando una mole de pieles se le tiró encima y lo estrujó en un abrazo.

-¡Sam!- Jon estaba igual de encantado de ver a su amigo. Lo había extrañado, Samwell Tarly era uno de los mejores amigos que tenía en el Muro, y temía no volver a verlo cuando partió en su misión de explorador. Era un alivio ya estar allí, a salvo, lejos de los salvajes y los Caminantes Blancos.

-Cuéntamelo todo- Su amigo se sentó a su lado y lo observaba expectante.

-Estoy cansado Sam- dijo Jon con su voz profunda.

-Puedes dormir por días ahora, ¡cuéntamelo!

Jon sabía que su amigo no iba a dejar de asediarlo, por lo que comenzó un largo relato sobre lo que había pasado al otro lado del Muro en los últimos meses.

-Y estaba acorralado, no tenía a dónde ir, me había separado del grupo, y el salvaje llevaba un hacha, y…

-¡REUNIÓN!

-¡Ooooh!- se quejó Sam, al verse interrumpido el relato de Jon por el llamado del Comandante.

Se reunieron todos los habitantes del Muro en el patio del mismo, donde solían ejercitarse y practicar enfrentándose unos a otros. Un murmullo recorría la masa de gente que se apelotonaba de cara al Lord Comandante, el cual se paraba en una tarima de madera mirando al frente.

-¿Por qué estamos acá?- preguntó Jon Snow.

-No sé, pero espero que no nos retengan mucho tiempo porque se me está congelando el culo- se quejó Paul.

-¡Silencio!- pidió el Comandante, y el murmullo de charlas cesó- Los he reunido aquí para darles parte de las últimas noticias- Luego de una pausa dramática volvió a hablar- Como todos sabrán, nuestros exploradores llegaron hoy de una larga estadía en el Norte, donde sufrieron tres pérdidas y se enfrentaron a situaciones peligrosísimas para venir aquí con noticias sobre los salvajes y los Caminantes Blancos- Otra pausa, en la que Sam aprovechó para susurrarle a Jon que había sido muy valiente, cosa que arrancó un ataque de risa de sus amigos y un pisotón de vergüenza de Snow a Sam, el cual no dejaba de idolatrarlo desde que se había unido a la Guardia de la Noche- Me temo… que esas noticias no son buenas muchachos- Hubo un silencio entre la multitud- Sí, los salvajes se han unificado y planean atacar el Muro- La masa de gente que se amontonaba en el patio comenzó a quejarse, a hablar entre ellos, y a comentar asustados las nuevas noticias del otro lado del Muro- ¡Silencio!- volvió a pedir el Comandante- Eso no es todo. Los salvajes no son los únicos enemigos del Muro, ni mucho menos los más peligrosos. Los Caminantes Blancos son el verdadero enemigo del Norte, del Muro y de los Siete Reinos. Y debido a los hechos hemos llamado a reclutar hombres a todos los reinos, y esperamos que lleguen pronto, por lo que les pido que todos, sin excepciones, colaboren a entrenarlos, los reciban en sus habitaciones y ayuden a sacar provecho de sus culos de mierda, porque los Caminantes Blancos no se paran a reconsiderar, y menos a hacer diferencias entre Lores o bastardos- Jon Snow tragó saliva- Así que, ¡señores, a ponerse en movimiento!- Hubo un revuelo y la masa se dispersó para volver a sus actividades.

Más allá del muroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora