Despertando

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"En mi habitación duerme una suicida
Duerme pequeñita, duerme..."

Solo esa voz resonante podía ocupar la cabeza de Hermione. Desde hacía mucho tiempo había dejado de sentir su cuerpo. Nada, no había nada...

Sintió unos minutos atrás algunas voces. Tal vez la habían encontrado. Sintió también que la ponían en una camilla. No podía abrir los párpados. Sabía que nunca más los iba a volver a abrir. No sufría, no, pues lo que había vivido anteriormente le daba fuerzas para morir en paz.

Respiraba y sentía un dolor en el pecho. Sí, durante unas horas más su cerebro se apagaría para no volver. ¡Qué extraña era esa sensación de no poder moverse! Sentía sus manos, pero no podía moverlas. Durante unos segundos más dejaría de sentirlas para siempre. ¡Qué extraño era ese sentimiento! Ella estaba allí, pensaba, respiraba; pero no podía moverse, ni podía hablar, ni abrir los ojos. Su cuerpo ya no respondía. Su capacidad motora había cedido.

"Duerme, pequeñita
duerme"

Escuchó una vez más dentro de su cabeza.

- Maldito bastardo.

La calle estaba mojada por la reciente lluvia. Las pocas luces que alumbraban aquella noche eran las de la ambulancia y la policía, también algunos fotógrafos y periodistas detrás de la noticia del año. Habían estado investigando el caso, esperando, muy en el fondo, un final como aquel: sangriento. Definitivamente se llevaría la primera página de los medios de comunicación.

El edificio, castillo, o lo que fuere estaba lleno de mortífagos muertos. La sangre corría por todo el lugar. No habían sobrevivientes, a excepción de los principales protagonistas de la "noticia del año": Hermione Granger y Draco Malfoy. Sí, los dos estaban vivos, si así se los podía llamar. Ninguno parecía responder, sus cuerpos parecían en estado vegetal, mas su cerebro aún funcionaba. Los reporteros habían intentado acercarse a las ambulancias donde los habían llevado, pero no los dejaron.

-¡Tienen que poder hacer algo! - gritaba Harry mientras metían dentro de la ambulancia el cuerpo casi inerte de Hermione. Ron no decía nada, solo lloraba inconsolablemente, como nunca lo había hecho en toda su vida.

-Señor Potter tratamos de hacer todo lo que podemos- dijo uno de los doctores.

Entonces una pelirroja alta, de una belleza impactante, caminó histérica y le pegó una cachetada al doctor.

- Pues lo que hacen no es suficiente! mi mejor amiga está en esa ambulancia y si no la llevan de inmediato al hospital mágico morirá!- dijo Ginny entre lágrimas.

- Señorita, los reporteros no nos dejan pasar. No podemos atropellarlos.- dijo el doctor en su defensa. - Yo estoy aquí para salvar vidas, no para acabarlas.

- Pues a mí no me importa lo que usted tenga que hacer! solo salve la vida de mi mejor amiga!- gritó Harry dejándose caer al suelo y sosteniendo su cabeza con ambas manos. No podía creer lo que estaba sucediendo.

Unos enfermeros avanzaron en aquel instante con una camilla en sus hombros, allí estaba Draco Malfoy totalmente en estado vegetal, igual que Hermione.
Harry se levantó como si pareciera recuperar las fuerzas súbitamente.

- ¿Qué hacen!- le gritó a los enfermeros.

- Tenemos que meterlo en la ambulancia para llevarlo, todavía vive.

- ¡No! ni se les ocurra meter el cuerpo de ese imbécil en la misma ambulancia donde está Hermione! Que se muera ese desgraciado muy lejos de ella!

Ginny se paró al lado de Harry al igual que Ron en señal de estar de acuerdo con él. Los enfermeros se miraron unos a otros.

- Si no lo metemos en la ambulancia entonces cómo lo llevamos al hospital mágico!- dijo uno de ellos.

- Eso no nos importa. Ese, al que ustedes llevan en sus hombros es el asesino de Hermione. Que se muera.- dijo Ron.

Los enfermeros se miraron unos a otros y entonces aparecieron dos ambulancias voladoras. Aprovecharon y metieron en una a Draco, y en la otra a Hermione. Solo así, volando sobre los magos y brujas que llenaban el lugar podrían llegar a tiempo al Hospital.

La llegada al hospital fue rápida. Se llevaron a Hermione y a Draco inmediatamente a emergencias mágicas. Harry, Ginny y Ron se quedaron afuera, esperando durante horas que algún médico apareciera para decirles lo que sucedía con su amiga.

Harry sentía que no podía respirar. Durante casi un año no había visto el rostro de su amiga, y ahora que por fin era rescatada estaba en aquel estado, casi muriéndose. Todavía podía recordar su vivacidad, su forma de ser tan audaz e inteligente. No debió dejarla sola aquella noche de enero, si no lo hubiera hecho, no la hubieran secuestrado, y no estaría allí, debatiéndose entre la vida y la muerte.

- Todo es mi culpa.- dijo Ginny. - Festejábamos sus 19 años esa noche...y me fui, dejándola sola. Cuando regresé ya no estaba...no debí dejarla..- dijo llorando.

- Es la culpa de todos...todos la dejamos sola...- dijo Ron. -Ese maldito de Malfoy...

- Y no solo él...Voldemort y sus seguidores...- dijo Harry.

En ese momento llegaron caminando la Profesora McGonagall y Dumbledore. La primera sumamente preocupada, y el segundo, por el contrario, mantenía una serenidad espantosa.
Ron se fijó en ellos. Hacía tres años que había salido del colegio Hogwarts de magia y hechicería. Nunca pensó que volverían a verse en aquellas circunstancias.

- ¿Cómo está ella?- dijo la profesora.

- Mal. Está muerta y viva al mismo tiempo. Estamos esperando que nos informen pero...

En ese instante un médico se acercó a ellos. Los tres que estaban sentados se levantaron queriendo preguntar, pero las palabras no salían de sus bocas. Dumbledore habló.

- ¿Qué le sucede doctor?

El Doctor se acomodó los lentes.

- No lo sé.

- ¡Cómo que no sabe lo que tiene!- dijo Ron desesperado.

- No lo sé. Estamos aquí los mejores científicos tratando de descubrir lo que ocurre con las mentes de Draco Malfoy y Hermione Granger...pero nos es difícil. Sus células cerebrales han dejado de funcionar, como si estuvieran en un estancamiento o congelamiento. Ellos están vivos, pero no pueden moverse, y no podría decirse que están en estado vegetal, porque hemos descubierto que en estos momentos ellos están pensando.

- ¿Qué?

- Sí, ellos piensan. Lo más probable es que estén desesperados al no poder moverse, no saben lo que les pasa. No pueden oírnos, pero estamos trabajando para que sus células auditivas se activen y puedan escuchar. Si quieren saber lo que tienen..Pues...es como un virus cerebral...y si no lo detenemos terminaran muriendo..Ambos.

Hermione podía sentir que estaba en una camilla metálica, sí, estaba en una de ellas ya que sentía el frío. La inyección que le habían puesto los doctores había hecho que vuelva a sentir lo que estaba a su alrededor. En aquellos momentos se encontraba desnuda, con un montón de cables atravesando su cuerpo. Su sentido del olfato había sido devuelto también, y podía aspirar el aroma de Draco. Sí, él se encontraba con ella en la misma habitación. Quería hablarle, pero no podía. Sabía que seguramente él también estaba pensando en ella en aquellos instantes, y si había recuperado el sentido del olfato él también, entonces sabía que ella estaba allí. Durante el año que estuvo con él ambos habían aprendido a identificarse por medio de su olor propio.

Sintió un dolor punzante en su cabeza.

El secuestro de HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora