Capítulo I

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La tenue luz del día entró por la ventana, pasando por un pequeño hueco que quedaba entre las cortinas. Para mi mala suerte, tales rayos de sol me hicieron despertar, ya que daban justo a la altura de mis ojos. Abrí los ojos lentamente, y, con mi mal humor mañanero, me levanté de un salto de la cama y me dirigí hacia el armario, descalza, por supuesto. Abrí de golpe el armario y pillé lo primero que ví; una sudadera que anteriormente perteneció a mi hermano y un pantalón de chándal que me quedaba demasiado ancho. Me vestí y fui hacia la cocina.

-Buenos días cariño, ¿Has dormido bien?-Dijo mi madre mientras calentaba las tostadas. -Supongo- contesté, desganada.
Mi madre hizo una mueca y puso la tostada ya hecha en un plato. -¿Ya estás enfadada?- Preguntó, con cierta preocupación. Antes de que contestara, mi hermano saltó -Mamá, no es nada nuevo, Chel siempre está enfadada por las mañanas...
De verdad que a veces me gustaría darle un guantazo a Christian. En cambio, me aguanté las ganas y le miré mal. Él se limitó a sonreír irónicamente.
-¿"Chel"? ¡Vete a la mierda! Ni se te ocurra llamarme así. - Le lancé una mirada asesina, la cual poco tomó en cuenta.
-Jaja, vale Chel, no te enfades- Empezó a reírse. A veces es muy inmaduro, y lo peor es que sólo lo hace para joderme un rato. Mi madre intervino como un árbitro.
-Christian, ya está bien. Cómete ya el desayuno y deja a tu hermana.
-¿Qué? Fue ella, pero bueno, te lo dejo pasar...
-Christian...- Se llevó la mano a la frente -Ya está, deja de culparla. Chelsea, tú también deja de entrar en la pelea.
-¿yo entrar en pelea? No entro en pelea, pero paso de que ese niño me llame Chel. ¿Por qué él tiene un nombre normal y yo tengo que llamarme así? ¿tan difícil era bautizarme como "Anna" o "Mery" o cualquier otro nombre normal?-Lo dije sin pensar. Vale, me pasé. Sé perfectamente que mi nombre viene del lugar en el que falleció mi abuela Alice, y ese comentario sobró. Mi madre se quedó callada. Entonces supe que debía irme de una vez al instituto.

Me monté en el autobús y me senté en el asiento que siempre quedaba libre, ya que era el de los pringaos. Un sitio que estaba unas filas más atrás del asiento del conductor, pero que no estaba con todo el barullo de adolescentes inmaduros que la liaban en los asientos traseros del autobús mientras ponían reggaeton a todo volumen. No me sentaba en ese asiento porque yo fuera una pringada, que en parte lo era, pero la razón de que me sentara allí siempre era que podía disfrutar de la música de mi móvil sin tanto ruido de por medio. Conecté los auriculares y empecé a escuchar música. Creep, de Radiohead, entró por mis oídos haciendo un viaje más ameno.

Me bajé del autobús y, en cuestión de segundos, Deryck ya se estaba acercando a mí. Deryck era un chico flacucho, empollón y un poco ingenuo. Yo era casi la única persona que le trataba de una manera más o menos amistosa. El problema es que creo que confundió esos actos amistosos con algo más...
-¡Hola Chelsea!
-¡A-ah! ¡H-hola, Deryck!
-¿Qué tal llevas la mañana?
-horrible...gracias por preguntar.
-Oh, Dios, lo siento, no quería hacerte sentir mal...
-No pasa nada, tampoco fue un drama. Simplemente...metí la pata, y Christian se volvió a meter con mi nombre. Nada nuevo, en realidad.
-Oh, vaya...Chelsea...pues a mí me gusta tu nombre. Es original.
-Es horrible. ¿a quién se le ocurre ponerle a su hijo un nombre de cuidad? Es como si te llamaras Nebraska, o Venecia, o París...
-Uh, perdona por la interrupción, pero había un príncipe troyano llamado Paris.-Sonrió. En cierto modo, eso me alegró un poco. Vale, tal vez Deryck no sea el chico más guapo, incluso ni siquiera llegue a "guapo". Tampoco es el más espabilado, ni el más gracioso. Pero a veces me hace sentir mejor conmigo misma. Es el típico chaval que quiere contigo, pero sabe que eso nunca se hará realidad, por lo que se limita a intentar alegrarme los días. No es mal tipo, pero me da rabia que me emparejen con él.

-Bueno, voy a subir a clase.-Me despedí de él mientras subía por las escaleras. Entonces, Taylor se me acercó. Había escuchado toda mi conversación con Deryck, al parecer.
-¿Qué rollos te traes con Deryck eh, pillina?-me miró con los ojos entrecerrados y una sonrisa burlona.
-¿Otra vez con eso, Taylor? Joder, para ya. Sabes que entre ese tío y yo no hay nada excepto un muro.
Taylor se molestó, como siempre hace cuando le digo que pare con lo de Deryck y yo.
-Hija, no te enfades, sabes que no voy en serio...Deryck por Chelsea, Chelsea por Deryck- volvió a mirarme con una expresión de burla en la cara, esperando a que me molestara más de lo que estaba.
-Taylor . Ya. Para.
-Oh venga ya, sabes que le gustas, es tu amigo, saca buenas notas...dale una oportunidad.
-Estás mal de la cabeza o algo.
-Sólo decía...
-A lo mejor la que quiere algo con él eres tú.
Al decir eso, se molestó mucho.
-¿de qué hablas? Estás pirada, él te quiere a tí, no a mí.
Me reí pícaramente.
-Parece como si te gustara Deryck...
-CHELSEA, PARA YA. Eres una pesada.
-Sobre todo yo, eh...
Entonces, Taylor se enfadó y me adelantó por el pasillo hasta la clase.

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