capitulo 2.

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- Helena, despierta amor- me despierta mi madre, ella ya tiene que ir a trabajar y bueno, yo tengo que estudiar, así que, con toda la pereza del mundo, me levanté.

Mi vestí lo más rápido que pude, mientras mi madre preparaba el desayuno en la cocina. Cuando derrepente mi teléfono comenzó a sonar y a vibrar en mi velador.

-¿Alo?- sabía que era la coni detrás del teléfono.

-hablo yo, coni- dice, yo casi me parto de risa por las tonterías que se nos ocurre decir, pero bueno, no había nada mejor que hacer.

-te llamaba para decirte o recordarte que hoy llega mi hermano al liceo- hace una pausa- no quiero que trates acerques a él por favor- me ruega, bueno de todos modos no quería hablar con el ni acercarme- es que es algo, eh, bueno es un idiota- coni, coni, coni. Cuando aprenderá que todos lo hombres son unos idiotas de primera, pero para consolarla, le aseguro que no me acercarme ni un centímetro a su hermano.

- gracias, Helena no es que no quiera que te acerques pero ya sabes, has tenido malas experiencias con hombres y él es, bueno, un rompe corazones total- me explica con calma,  ella cree que me enamoraré de él y caeré como siempre y saldré como un perrito lastimado otra vez. Pero eso no sucederá, estoy más que segura.

- coni, no te preocupes por tonteras, no caeré en ninguna trampa, ya no.- le digo,  ella suspira, no les niego que amo que se alla tomado la molestia de avisarme y advertirme que no me acerque para no salir lastimada, pero, ya no soy la misma que antes,- ni que fuera tan atractivo también- le digo con una sonrisa, que se que no ve a través de la línea.

- me encanta tu inocencia Helena- se ríe, no creo que sea tan atractivo el tal "Peter", debe de ser un mujeriego.

- ya..., mejor te corto, por que, se me están pasando los minutos y necesito desayunar a tiempo, antes de que  mi madre se valla y me dejé en mi habitación plantada.- me apresuró a decir, al darme cuenta de que ya van hacer las ocho.

- si, ya me voy al liceo, pufs, si no me quedará tan lejos todo sería más fácil- coni tiene que caminar demasiado para llegar al liceo, ya que, su padre ni su madre tienen coche.

- si la vida es cruel, ya chao cuidate después nos vemos- me despido de ella y ella de mi.

30 minutos más tarde...

Camino por todo el liceo esperando ver a mi amiga por alguna parte, mientras chateo como loca por el celular, cuando derrepente siento un fuerte golpe.

-¡perdón!¡ perdón!¡ perdón!- dice algen detrás de mi, cuando me doy cuenta estoy en el suelo, votada, de rodillas.

- no, no importa estoy bien- miento, tocando con una mano mi pierna lastimado y dolorida. Cuando se me ocurre ver para arriba. Veo unos ojos verdes intensos, mirando me preocupado, me tenso de inmediato. Nunca había visto semejantes ojos y yo aquí en el suelo toda desarmada y dolorida.

- ven aquí yo te ayudo- estira una de sus manos, no puedo evitar a ver lo grande que son y que se le notan unos pocas venas. Sin decir más, igual como Adán y Eva con el fruto prohibido, le acepto su ofrecimiento y me levanto.

- me llamo Peter pero me puedes decir "pid", es mi primer día en este liceo y bueno, ya me he mandado una burrada- dice, con algo de vergüenza, mientras me arreglo la falda y el pelo. Me observa de arriba y abajo un buen rato con esos ojos verdes que me derriten con sólo pestañear.

-ah, tu debes de ser Peter Gonzáles ¿no?- él asiente con la cabeza, ya se me había hecho parecido algunos rasgos con los de mi amiga coni, que aún no aparece.

- si, exacto, ¿como sabes mi nombre completo?- me dice serio, sus palabras con relajadas pero muestran un poco de curiosidad detrás de ellas.

- tu hermana coni, es mi amiga y me ha contado que vendrias a estudiar aquí - me mira, después me sonríe alzando una ceja, creo que con tan sólo ese gesto me podría desmayar. Me mantengo firme, coni me advirtió que era un idiota rompe corazones y yo no voy a caer con unos simples ojos verdes y un pelo negro como la noche desordenado, pero no puedo negar que tiene un lindo físico. Está usando una polera sin manga y se le notan los músculos de los brazos, me hace ilusión ver sus pectorales y..., bueno todo, pero me mantengo callada.

- te gustan los músculos, ¿cierto?- me dice, el muy sin vergüenza se dio cuenta como me quedaba mirando su perfecto cuerpo. Veo como en sus ojos veo diversión y que derrepente se comienza a levantar desde abajo su polera, dándome a ver su perfecta pelvis en forma de "v". Juro que estoy a punto de salir corriendo, cuando en un abrir y cerrar de ojos, vuelve a bajar su polera.

- bueno, tengo que irme- me guiña un ojo y me sonríe, sabia lo que me produciera eso, por eso lo hizo el muy maldito. Solo han sido unos pocos minutos pero siento que pasaron siglos.

- bueno, adiós- le digo, sonriendo algo nerviosa ya que, me mira otra vez detenidamente y fruncido el ceño. Me hecha un último vistazo de arriba y abajo y se va. No niego nada, me he colocado colorada cuando a hecho eso.

Me quedo observando como una boba su cuerpo, creo que debe medir dos metros, por que, es alto, también pude admirar su cabello, es algo largo pero esta esparcido por todos lados haciendo que, se vea alborotado y es demasiado negro, es de piel morena pero clara a la vez, tiene las pestañas como encrespadas y largas, los labios carnosos y rojos, y para que hablar sobre sus dientes y su musculatura parece un verdadero modelo de revista. Cuando camina algunas chicas que están por los rincones se quedan observando como estúpidas y, no puedo evitar pensar que hace unos pocos minutos estaba como ellas.

- adiós niña de las margaritas- me grita a unos cuantos pasos más adelante de mi, con una última sonrisa y mostrándose sus perfectos dientes blancos, se gira y sigue su camino.

Juro que me voy a desmayar en cualquier momento.

Desgraciado amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora