Epílogo.

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"Y después de todo este tiempo. Eres el único al que amo. Mira lo que hemos hecho, mira lo lejos que hemos llegado, mi bebé. Aún estamos juntos y seguimos fuertes."

Shania Twain  'Still the one'



Harry se despierta una hora antes de que su despertador suene, y al instante puede decir que algo anda mal. O, bueno, no totalmente mal, pero no es así cómo prefiere despertar. El espacio en la cama junto a él está vacío, sus brazos, que habían estado envueltos alrededor de Louis, sosteniéndolo cerca cuando fueron a dormir la noche anterior, ahora están sosteniendo nada más que aire. Es raro despertarse en una cama vacía ahora, a pesar de que ha estado ocurriendo con más frecuencia desde que a le empezaron a salir dientes a Oliver. Se supone que es ahí donde, probablemente, puede encontrar a su marido.

El lado de la cama de Louis todavía está cálido, en todo caso, por lo que no puede haberse levantado hace mucho tiempo. Harry se resigna a levantarse, sabiendo que no va a volver a dormir ahora que ha despertado, especialmente cuando no tiene el cuerpo caliente de Louis sosteniéndolo cerca y ahora está a la deriva, no tiene el ritmo constante de su corazón bajo la palma de su mano, Harry sintiéndolo como su propio arrullo personal.

Es, tal vez, un poco ridículo y muy patético, pero en los últimos quince años que ha estado en una relación real con Louis, ninguno de ellos ha mejorado demasiado en eso de dormir solo. Por suerte, rara vez es una necesidad.

Estira su cuerpo al mismo tiempo que se recuesta, tratando de liberarse de los últimos restos de la somnolencia. Su espalda suena un poco, uno de los muchos recordatorios que está más cerca de los cuarenta que de los treinta. Se sienta y balancea las piernas por el borde de la cama, bostezando un poco antes de colocarse en pie, haciendo una mueca ligeramente cuando sus pies descalzos entran en contacto con las tablas del suelo fresco, y encuentra un bóxer limpio, colocándoselo.

Hace su camino por el pasillo hacia la habitación de Oliver, mirando a escondidas las otras tres habitaciones en su camino, sólo para descubrir que todos están durmiendo todavía.

Es una mañana de domingo, no tienen planes a excepción de una llamada de Skype con Liam a las nueve, lo cual, era la única razón para establecer una alarma durante el fin de semana, en primer lugar. Es una mañana de domingo, sus niños están durmiendo seguros, saludables y felices en sus camas, su marido está acunando al más joven entre sus brazos, cantándole suavemente para conseguir que deje de quejarse y Harry literalmente no puede imaginar una vida mejor que la que está viviendo, la que ha estado viviendo la última década y media.

Se pone de pie en la puerta de la habitación del bebé, viendo a Louis balancearse suavemente, de espaldas a Harry, mientras canta una de las muchas canciones de amor que ha escrito para y acerca de Harry a lo largo de los años. Es una visión absoluta para la vista, incluso de espaldas, la edad solamente lo ha puesto mucho mejor, en la humilde opinión de Harry, como una particular botella de vino. Lleva sólo un bóxer, los dos habiendo descubierto juntos, apenas una semana después de haber llevado a Oliver a casa desde el hospital, que la forma más eficaz de hacer que se quede quieto y deje de quejarse e, incluso, se duerma, es el contacto piel a piel.

Admira a Louis unos momentos más, antes de pasar a la habitación, dejando que su presencia sea conocida al envolver un brazo alrededor de Louis por detrás, dándole un beso en su hombro desnudo. Es suave y sólido y cálido y Harry se deleita por el contacto entre su pecho y la espalda de Louis, no cree que nunca pueda conseguir bastante de él, aún no ha superado la constante necesidad de tocarlo, tocarlo, tocarlo— siempre tocarlo, siempre tenerlo cerca.

And then a bit. [Larry Stylinson] [Español] [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora