IV

28 6 0
                                    

-Vamos a patear el culo a algunos retros.

-A la cabeza -sonrío-.

----------------------------------------------------------------------------------------------

Abro la puerta muy despacio y salgo apuntando al pasillo.

-Despejado -le digo a Luke-.

Tal vez me lo pase bien y todo, me siento como una espía diciendo esa palabra.

Mi amigo va agarrando el cuchillo con fuerza en la mano derecha y el puño izquierdo cerrado, notablemente nervioso.

En cuanto salimos a la calle, aparece el primer retro.

Observo su rostro. Casi podría pasar por un humano normal, de no ser por el blanco lechoso de sus ojos. Me pregunto quién era antes de morir. Seguramente tendría familia, tal vez hijos. Esto se me va a hacer duro, aunque ya no lo sean, siguen pareciéndose demasiado a seres humanos.

-Déjamelo a mí -dice Luke-, así no haremos ruido y no alertaremos a más.

Nos vamos acercando hasta que el retro nos ve, y empieza a correr hacia nosotros echando espumarajos por la boca. Luke se prepara para acabar con él, pero no contó con la fuerza del retro.

El monstruo salta sobre él, cayendo ambos al suelo y haciendo que Luke comience a forcejear. Estaba a punto de sucumbir a la fuerza del retro, cuando reacciono y disparo a la cabeza. Ya que estaba cerca, acerté, pero por poco. Su cuerpo inerte cae sobre el de Luke, que lo aparta asqueado.

-Lo siento.

-¿Por qué? ¿Porque un monstruo abominable del tamaño de un luchador de sumo sea más fuerte que tú? -sonrío- Venga, tenemos que correr antes de que vengan más.

Corremos hasta una tienda de armas y nos encontramos con un problema.

-A ver -empiezo-. En esa tienducha hay un único retro con muchos, muchos suministros útiles. Y lo único que nos separa de ellos es éste cristal a prueba de balas.

-¿Cómo sabes que es a prueba de balas?

-Si tú tuvieses un negocio de armas, ¿dejarías que una bala perdida rompiese tu escaparate?

-No. Quedaría como un estúpido.

-Pues eso.

Empiezo a inspeccionar la cerradura cuando Luke habla.

-Pero -me giro para mirarlo mientras habla- también podría ser al revés.

-¿Cómo?

-Tal vez el dueño de la tienda pensó que la gente llegaría a la misma conclusión que tú, y creyó que nadie intentaría romperlo por esa misma razón.

-Eso -empiezo a reír- sí que sería estúpido.

Luke coge una piedra del suelo y la arroja con fuerza contra el cristal, que se rompe. En silencio, el rubio introduce un brazo por el agujero y abre la puerta por dentro.

-Definitivamente la gente es idiota –digo, negando con la cabeza-.

-Si te sirve de consuelo –dice-, ahora solo la gente inteligente sobrevivirá.

-Entonces puedes darte por muerto –sonrío-.

-Creo que ignoraré ese comentario.

En cuanto entramos en la tienda, Luke se acerca con paso ligero al retro, que aún no se había percatado de nuestra presencia.

Le agarra del hombro con una mano y con la otra le atraviesa el cráneo con el cuchillo.

-Me va a costar acostumbrarme a eso –digo, con expresión seria-. A ver, ayúdame. 7 pistolas, mucha munición, otros 7 cuchillos... ¿qué más?

Luke estaba dando vueltas alrededor del mostrador cuando se detiene y coge unos walkie-talkies.

-Perfectos.

Lo metemos todo en las mochilas y comenzamos a caminar hasta el supermercado.

Cuando llegamos a la calle, hay varios retros frente al supermercado, pero conseguimos pasar dentro sigilosamente, y solo tuvimos que matar a 3 o 4 retros. Yo me detengo en la sección de primeros auxilios para conseguir medicamentos y otras cosas para Matt, mientras que Luke se dedica a la comida y el agua.

Miro mi reloj digital y veo que pronto se hará de noche, cosa que no me hace demasiada gracia, ya que no sabíamos cómo se comportan esos monstruos. Tal vez son nocturnos, y no quiero correr ningún riesgo.

-Luke -le voy llamando por los pasillos-. ¡Luke! ¡¿Qué se supone que estás haciendo?!

-¿Uh?

No es nada agradable encontrarse a uno de tus mejores amigos nadando (literalmente) entre un montón de golosinas.

-Deja de hacer el tonto y vámonos. Se está haciendo de noche.

Salimos del supermercado y mientras caminamos hacia nuestro refugio improvisado Luke me tiende una lata de refresco.

-Quién sabe cuándo será la última vez que veamos esto -digo, encogiéndome de hombros-.

-Lex, en serio, tía. Deprimes.

Me río.


Reset.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora