Harry se mantuvo bajo las sombras de los grandes olmos que se alineaban en la calle, bordeando edificios mientras intentaba no resultar demasiado sospechoso. Quería verla sin que lo vieran a él. No podía creer lo que estaba haciendo. Es más, todo lo que había hecho en las últimas veinticuatro horas pertenecía al terreno de las cosas «imposibles de creer», empezando por su apoteósica borrachera y terminando por meterse en la cama con Rosie. Así que ¿qué importaba una estupidez más? No importaba. Además, sentía demasiada curiosidad como para contenerse. Por suerte, el taller de defensa personal de Liam tenía un enorme ventanal, así que podría ver qué tipo de clases estaba tomando Rosie sin que ella supiera que la estaba espiando. Podía imaginarse lo que ella pensaría si lo supiera. Esa tonta chiquilla se creía enamorada de él. Si pensara, aunque sólo fuera por un segundo, que esa emoción demasiado valorada le era correspondida...Resopló, pero en su interior algo cálido había empezado a moverse desde el momento en que ella había pronunciado esas dos pequeñas y provocadoras palabras:«Déjame amarte».
Harry sabía que se trataba únicamente de deseo, y no le extrañaba dado el modo en que ella se le había insinuado. Podría resistirse a una mujer corriente, pero Rosie... no había querido correr el riesgo. Casi presa del pánico, él la había rechazado con la explicación de que también la quería... como amiga y sólo como amiga. La había mirado directamente a esos maravillosos ojos azules y le había mentido diciéndole que no la deseaba sexualmente, que la veía asexual, como a un colega. Absolutamente asexual. No había ningún pensamiento sexual por medio. Sexo, no. Amigos, sí. Rosie no era estúpida. Había suspirado, le había dado unos golpecitos en el pecho de un modo curiosamente tierno y le había dicho que le daría un poco de tiempo para acostumbrarse a la idea. Tenía una semana. Después, ella se había vestido y se había marchado y él seguía sin saber qué demonios había sucedido la noche anterior en su cama. Una semana le haría volverse loco de curiosidad. Tenía que descubrir algo pronto. El sol era brillante y caía sobre su cabeza y su espalda. Julio había empezado con una ola de calor que no daba señales de remitir. Unas brillantes y calientes ondas se elevaban desde el asfalto del aparcamiento.Harry llevaba sus gafas de espejo estilo aviador, pero aun así tuvo que levantar una mano para cubrirse los ojos cuando llegó al local de Liam. Había poca gente en la calle esa sofocante tarde, y por eso se encontraba solo en la acera acompañado únicamente por algún viandante ocasional. A pesar de ello,mantuvo una actitud casual de indiferencia para no resultar demasiado sospechoso. Cuando miró dentro, vio a Liam rodando en el centro de la esterilla con alguien. Le llevó menos de tres segundos darse cuenta de que la persona con esa camiseta ancha, pantalones cortos ceñidos, deportivas y casco era Rosie. Su calma y su control sufrieron un altibajo. Con tres largas zancadas Harry había abierto la puerta y había avanzado medio camino dentro del gimnasio. Se quitó las gafas para ver mejor el vergonzoso comportamiento de sus amigos.
-¿Qué demonios estáis haciendo? -hasta las vigas del techo temblaron con subramido. Liam, con la cabeza encajada entre los muslos de Rosie, alzó la mirada sorprendido.
Su voz sonó algo estrangulada, debido al modo en que ella tenía las piernas apretadas alrededor de su cuello, cuando dijo:-Se llama la postura Norte-Sur.
Gruñó, dio un rápido salto y acabó encima de Rosie, que miraba a Harry sonrojada por el esfuerzo y con la cabeza ahora entre los muslos de Liam. Harry se quedó boquiabierto y contuvo las ganas de separarlos.-Eso... eso es obsceno.
Rosie comenzó a sacudirse para intentar apartar a Liam, pero desde el punto de vista de Harry, eso sólo sirvió para empeorar las cosas. Su visión comenzó a emborronarse.-Estoy aprendiendo... a estrangular con las piernas -logró decir Rosie con la voz entrecortada.
A Harry le pareció que los ojos le estaban empezando a llorar. Estaba más que preparado a intervenir cuando volvieron a rodar y tuvo que dar un salto para evitar caer en esa maraña de brazos y piernas que se agitaban a tanta velocidad. Cuando pararon, Rosie estaba encima y tenía el brazo de Liam agarrado en una extraña posición, usando todo su cuerpo para hacer una presión constante sobre él. Liam, entre risas entrecortadas, gritó para darse por vencido. Rosie se puso de pie de un salto, lanzó un puñetazo al aire como una conquistadora del mundo y emitió un fiero grito de guerra.-¡Ja! Te he atrapado con mi llave del «ala de pollo».
ESTÁS LEYENDO
Amar para siempre. (H.S)
Fanfiction-Él la deseaba como mujer, pero ella quería mucho más...