Carta 7.

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Ya sólo faltan 2 días para que finalicen las clases, no te he visto en una semana.

Quiero ver tus ojos amarillos cómo la miel, tu prominente barbilla, tu alborotado cabello ondulado café claro ¿Y sabes qué? Mejor ya no sigo explicandote, me llevaría muchas horas y páginas y lo único que puedo decirte que todo es sobre lo mucho que me gustas y lo que me gusta de ti.

Quisiera verte y que volvamos hablar aunque sea sólo una vez... una vez más.

Antes de que estuviéramos en exámenes finales, nos vimos y conversamos.

Ese día me abrazaste.

Ese abrazo tan cálido, tan lleno de amor y cariño, recordando ese aroma a jabón, deseando que todas las noches estés conmigo en mi cama, acostados para que me puedas arropar con tus abrazos y no en mal sentido, si no que quiero sentir que me quieres y me digas que nunca dejarías que me fuera y te respondo que no me iré, pero, tengo que aceptar la realidad, que no soy tuya y tampoco eres mío, ojalá las cosas no fueran así.

Te dije que te iba a extrañar tu dijiste que también, y me sacaste una sonrisa.

Te dije que ya no ibamos hablar porque ya no nos veríamos pero dijiste que íbamos hablar por mensajes todos los días.

Lo dijiste cómo si enviar mensajes es lo mismo que hablar cara a cara.

Te hice una mueca de desagrado, no tuvieron que haber palabras para que comprendieras lo que quería decir y me dijiste que harías lo posible para nos veamos algún día.

¿Pero en lo dijiste en serio? ¿No me mentiste?

No quería que nos despidieramos, porque no me gustan las despedidas, no quería que esa fuera una despedida, porque las despedidas suenan como si ya no te vuelves a ver a esa persona, y anhelo verte después.

Pero tú dijiste adiós.

¿Acaso realmente estó es una despedida? ¿De esas despedidas de las que tengo miedo?¿De las de verdad?

Sólo quiero oír tu voz tranquilizadora diciéndome al oído que no y que nos volveremos a encontrar.

Lo que jamás te pude decirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora