Un amor que sin querer, aparcamos en doble fila

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+Está rota tio, ¿no lo ves?

-Pero si está sonriendo.

+Mira su mano derecha, los nudillos. Si la conocieses lo verías.

Nadie se da cuenta. Es como un puto salto en el vacío, un vacío solitario. Y joder, tu siempre fuiste el que me prometió que nunca me haría daño. Fuiste el que me sacó.

Que solamente me conocen las personas que saben que mi estado de animo es jodidamente proporcional al estado de mi mano derecha. Y tú, tu lo sabías. Supongo que decidiste ignorarlo, decidiste convertirte en otra de sus causas, en otra de mis penas. Mientras miro fijamente como mis sentimientos por ti se van por el retrete, veo todos nuestros momentos pasar; las noches en vela en las que me pedías que me quedase un ratito más, los "ratitos más" que se convertían en horas, esas horas de madrugada que se convertían en ojeras, y todas las veces que me dijiste "normalmente odio tener ojeras, pero estas me recuerdan a ti." Esas tardes tirados en mi cama haciendo el mongolo, todas esas fiestas en las que desaparecíamos, en las que nuestros amigos pensaban que nos habíamos perdido. No estaban tan lejos de la verdad, yo estaba perdida entre tus lunares, y solamente me encontraba cuando avistaba esa chispa de verde que tienes en el ojo derecho.

A pesar de todo, mis recuerdos contigo están un poco borrosos. Hay quienes dicen que es el colocón de amor, pero, sinceramente, creo que es el humo de shisha que rodea los días que pasamos juntos, esas dos semanas en las que llegue a quererte de una forma en la que nunca quise a nadie.

Nosotros éramos tan simples, pero todo fue tan complicado. El otro día trataron de consolarme recordándome que según Shakespeare en Romeo y Julieta, cuanto mayor la llama, antes se consume la vela. Joder, si ellos supiesen. Nosotros no éramos una puta vela, nosotros éramos la sanjuanada más grande en la playa más oscura. Nos buscábamos hasta dormidos, nos encontrábamos hasta borrachos.

¿Y qué coño pasó? Te diré lo que pasó. Te estabas enamorando de mi como nunca te habías enamorado de nadie. Según tu mejor amigo, yo era la primera chica con dos dedos de frente a la que habías querido, y eso era peligroso.

Joder, yo también me estaba enamorando de ti. De ti, de tus mierdas, de tus locuras y de esa puta forma que tenías de mirar hacia abajo cuando sonreías. Yo estaba dispuesta a tirarme contigo al vacío desde el avión mas alto, tu serías mi paracaídas.

Pero me fallaste. Me faltaste. A ultima hora, te entró miedo a las alturas. ¿Alguna vez has oído de un paracaídas con miedo a las alturas? Yo aún así salté, pensando que me seguirías, que no me dejarías caer. Fuiste un puto cobarde, mirando desde arriba como me estrellaba contra el suelo. Pero déjame decirte, nunca más volverás a tener la oportunidad de tener un descenso como hubiese sido el nuestro.

Hubiese puesto la mano en el fuego por que tu serías el único que nunca me tiraría a la hoguera, y ahora... ahora mira quién se quema.

¿Que si te quise? Claro que te quise. ¿Que si me quisiste? Los dos sabemos cuanto.

Pero lo siento, irse siempre fue la manera mas cobarde de amar, y los cobardes no merecen la pena.

Y citando al maestro;

"Este será el ultimo dolor que tu me causas, y estas serán las ultimas palabras que yo te escribo."




Estrella, pero no fugaz, ¿sabes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora