Hoy había examen. De matemáticas.
Ha sido en el hall con todas las clases juntas. Como siempre ha empezado con el típico: No copieis, prohibido comunicación de cualquier tipo, calculadoras en la mochila y ya podéis abrir el examen.
Nada más abrir el examen la puerta del hall se abrió, el árbol de navidad gigante se movió de la corriente.
Entonces el sr. Pérez dijo: oh, se me olvido, Dalas, pasa, siéntate y coje un bolígrafo.
Quien era ese chico? Moreno, ojos verdes, alto, no puedo decir mucho más porque la americana y la corbata a rayas negras y rojas no dejan ver mucho.
Se cerró la puerta y se sentó detrás mía en la fila de pupitres. Yo intenté concentrarme pero no fue muy fácil. Ni siquiera he oído su voz pero creo que me gusta.
Ese olor a suavizante de casa que tanto echaba de menos, en el internado utilizan detergente sin olor.
De repente, justo cuando terminé, cerré el examen y una mano me tocó el hombro.
Me giré, era Dalas.
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Sonrisas De Papel
Non-FictionUna historia inesperada con un extraño que no lo es tanto.