Capítulo 2

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Decido irme sin desayunar, los gritos de mis padres me han quitado el apetito. Me despido de mi hermano y salgo a la calle. Me paro justo enfrente del descapotable que me regalaron por mi cumpleaños, desde el accidente de coche que tuvimos no he vuelto a coger el coche... ¿Debería hacerlo?
Decido cogerlo ya que iba a llegar tarde a clase. Me subo al coche y lo arranco, esperemos lo mejor.
-Vale, Mía, ya has arrancado, y el coche está en marcha. -me digo -Sabes conducir muy bien, si te calmas no te puede pasar nada...
Respiro hondo y voy camino al instituto.
-Mía, no pienses en aquella tarde, no pienses en aquella tarde, no pienses en... aquella tarde... -Por desgracia, intentar no pensar en algo hace que lo pienses aún más.

Aquella tarde...
Recuerdo que había una fiesta que hacía Meghan en su casa, como toda chica popular tiene que hacer, según ella. No quería ir porque no me va ese rollo pero me convenció, como siempre hace...
Mi hermano conducía. La última cosa que recuerdo es que mi hermano me había contado un chiste, como siempre suele hacer para agradar el ambiente, y el coche se llenó de nuestras risas. Segundos después, el sonido de las risas desapareció y se sustituyó por un frenazo. La imagen de un coche impactando con nosotros no se me borra de la cabeza.

Empiezo a oir de nuevo los gritos de mi hermano, mis gritos. Empiezo a sentir como si el coche en el que estoy ahora mismo se acabara de chocar con el coche de aquel día... Estoy gritando, me duele el cuerpo y no puedo ver nada. Estoy temblando y casi no puedo respirar. Otro maldito ataque de pánico...
Pego un frenazo con la mala suerte de darle un golpe al coche de enfrente. La conductora se baja y su cara me resulta familiar...
-¿¡Pero que coño te... -se para y caigo en cuenta de que debo tener una cara de asustada que no puedo con ella -¿Mía, que te pasa? ¿Te encuentras bien? Ayy...
Me coje de la mano, me saca del coche y me mete en el suyo. Despues de unos minutos vuelve al asiento del conductor...¿Como sabe mi nombre?
-Tranquila... -dice dandome una manta -He llamado a la grúa... Será mejor llevarte a la enfermería del instituto.

No puedo moverme... estoy paralizada con el recuerdo.
Después unos minutos en el coche, hemos llegado al instituto.
-Gracias -le digo intentando sonreir.
Me dedica una gran sonrisa. Es tremendamente guapa.
Tiene un pelo castaño con las puntas verdes, y sus ojos color miel son increiblemente bonitos. No tiene tantas pecas como yo. Tambien me fijo en que tiene un piercing en el labio.
Tiene pinta de ser simpática, aparte del hecho de que me haya ayudado con toda esta mierda...

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