Melisa, mi insomnio y tú.

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Melisa, ¿por qué no haces mis sueños realidad?
¿Acaso no entiendes que en ti está mi tranquilidad?
Esta noche bailaré con el insomnio,
intentando escribir un poema para ti,
rogando que la inspiración, por fin, vuelva a mí.

Tantas tazas de café no debí tomar,
pero ya es tarde para empezar a recriminar.
El reloj marca las tres de la madrugada,
aunque mis ojos sienten que apenas son las doce del día.

Pienso en ti,
y mi mente tu nombre escribe,
una y otra vez.
Melisa, tus letras se repiten
hasta que en mis recuerdos me pierdo,
llegando a mi infancia sin querer regresar,
porque en la realidad tú no estás.

Melisa, en mi mundo real estás lejos,
y muchas ciudades tendría que cruzar
para llegar a ti.
Lamento tanto no poder alcanzar
la distancia que nos separa.
Así que me dejo hundir un poco más
en esta fantasía donde tú y yo estamos,
donde no hay final.

Tu imagen me envuelve:
tu cabello negro como azabache,
tus ojos oscuros como la noche,
y esa sonrisa que calma mi insomnio mortal.
Inconscientemente sonrío,
cierro los ojos y te imagino más,
pero mi sonrisa se desvanece,
igual que tus recuerdos.

Tu silueta se disuelve,
como acuarelas bajo el agua.
No sabes cuántas noches
intenté retener tu imagen,
y el desconcierto de no lograrlo me consume.

Esta noche, dormiré a la hora correcta.
Solo una taza de café beberé,
porque estoy segura de que soñaré contigo.
Será el sueño más hermoso que tendré,
porque, Melisa, en él estarás tú.

Tres Flores De PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora