Un Agujero Hacia El Infierno

Capítulo 1

Nueva York, 2027.

Me sonó el despertador a las siete de la mañana y me levanté. Bajé al salón y, mientras me preparaba un café, encendí la televisión. Aparecieron dos personas en la playa, una era una periodista delgada, alta y con el pelo rubio y largo, y un hombre bajito, con una gorra de béisbol, pelo y barba blanca y una camiseta en la que ponía Save our planet. Ese hombre, Daniel Castillo, era el presidente de la asociación ecológica más famosa de Nueva York. Entre otras cosas, también era mi tío.

-Cuéntenos, señor Castilou- los estadounidenses no saben pronunciar Castillo, nuestro apellido, así que lo pronuncian de esa manera.

-Bajo esta playa- comenzó mi tío -se encuentra el mayor almacén de Fiscoflatum, un gas nocivo para los seres vivos. Si se produce una fuga de gas los efectos secundarios pueden ser... mortales.

-¿Cómo están ustedes tan seguros de eso?

-Se realizaron estudios con pequeñas cantidades de este gas y los efectos producidos fueron: alteraciones en el tiempo, temblores en el suelo... imagínese lo que podría pasar si parte del Fiscoflatum se escapara. Ya casi no se pescan peces en Nueva York. Están todos muertos, y los siguientes en morir seremos nosotros.

Puse los ojos en blanco. Toda la cuidad tomaba a mi tío por un viejo chiflado. Hoy tendría que soportar más burlas que las habituales... mis compañeros no son muy agradables. "Al menos" pensé "tengo a Rachel". Rachel McMitchel era mi mejor amiga desde que vine aquí con seis años, y ahora tengo 16. Subí las escaleras y entré en la habitación de mi tío.

-Eh- dije, meneándolo para que se despertara -la has vuelto a liar.

-María...- dijo Daniel medio dormido -es la realidad.

-Sí, venga... me voy al instituto- dije saliendo de la habitación.

-María- me llamó mi tío, y yo me di la vuelta.

-¿Sí?

-Pase lo que pase, te quiero.

-Creo- dije sonriendo -que deberías dejar la bebida.

Terminé de salir de la habitación y bajé por las escaleras. Hoy iba a ser un largo día en el instituto.