Era espeluznante como Jose se arrastraba directo hacia la pierna de Alejandra. Sara, seguía distraida hablando con Alison. Rafael y Juan eran los únicos que parecían haber visto lo ocurrido-a parte de Alejandra-. De repente, la mano verduzca de Jose se cerró, con el muslo de Alejandra en el contorno de la mano. Alejandra cayó repentinamente, chocando fuertemente con el suelo y su cabeza empezó a sangrar. Y aprovechando la caída de su victima, Jose, se le montó encima y le desgarró con los dientes un pedazo de brazo. Alejandra empezó a llorar, Sara se volteó a ver que pasó y apenas lo vió, cogió una roca y se la clavó en el cuello a Jose. Este cayó atonito, pero seguía moviendo su mandibula, era repugnante.
Alejandra se levantó y Alison la ayudó. Se veía pálida, pero era comprendible, pues la acababan de morder en el brazo. Sara corrió al baño que quedaba al lado del verde prado central, y Juan y Rafael se decidieron por quedarse ahí.
-¿¡Que piensan ahí parados estúpidos!?-.Les gritó Sara histérica mientras consolaba a su hermana-¡Hagan algo, pronto!
-Está bien. Juan, ve a donde la enfermera-Ordenó Rafael con un tono muy serio-Yo iré a buscar algún medio para escapar con...¿Me recuerdas tu nombre?-.Preguntó Rafael hacia Alison.
-Alison, Quintero.-Dijo ella un poco molesta dándole una chaqueta a Alejandra para que se cubra su herida.
-Está bien-.Dijo él aprobatorio-.Yo iré a buscar una salida de aquí con Alejandra, Yepes, Sara y Alison. Nos vemos en tu casa.
-Espera, creo que no es bueno que el vaya solo-.Dijo Yepes.-Yo iré con él. Rafaél-.Yepes subió su voz, tanto que resultó escalofriante e amenazador-.Cuida de Alejandra, si algo le pasa te las verás conmigo.
-WOW, tranquilo coronel seriedad-.Dijo Rafael bromista.-Vamos chicos, Juan, Yepes. Cuídense-.Alison y Sara asintieron mientras llevaban a Alejandra en medio de sus brazos.
-Ven Yepes, sigueme-.Le dijo Juan, y lo llevó por un largo pasillo, pasando por el lado de las oficinas de las directivas, despues, dieron un giro a la izquierda, y vieron como las profesoras estaban en la puerta dirigendo a los niños chicos a sus respectivas busetas escolares.
-Pobres niños ¿No crees?-.Preguntó Juan-.No creo que esten preparados para este mundo.
-Ya lo creo-.Dijo Yepes triste.-Juan, te puedo pedir un favor?-Preguntó, su voz ya no sonaba tan ruda.
-Si, claro ¿Que ocurre?-Preguntó Juan.
-Mi hermana, eso ocurre. Está en preescolar. Transición B. ¿Crees que podamos pasar a rescatarla? Digo, no es que Alejandra no me importe. Es más, me gusta y todo, pero...-Yepes se sonrojó tanto que parecía un tomate-Mi hermana es...¿Me entiendes, no?
-Lamento decirte que no viejo-.Le respondió Juan, pues era hijo único.-Pero trataré de hacer lo más posible. ¿Que te parece si primero vamos por los medicamentos? Si tu hermana está herida...-Los ojos de Yepes se aguaron, y entonces agarró a Juan de la camisa y le dijo:
-¡Nunca! Vuelvas a mencionar a mi hermana, y menos, si es para eso.
-Está bien, solo decía que si eso pasaba, podríamos curarla con los medicamentos, que ya habríamos recogido.
-Me parece bien-Dijo Yepes, que ya estaba un poco relajado, por lo que lo soltó y ambos sigueron yendo a la enfermería. Pero empezaron a escuchar muchos gritos.
-¿Que será?-.Preguntó Juan alzando la voz, pues gracias a los gritos, su voz normal se oiría como el zumbido de una abeja.
-¡Mira!-Yepes señaló hacia la puerta, había una muchedumbre, y había varios estudiantes de último grado quebrando los vidrios, y la mayoría llevaban carteles que en su mayoría decían:
NO MÁS VIOLENCIA INJUSTA
-¿Violencia injusta? ¿A qué se referira?-.Preguntó Juan intrigado , nunca ha habido una revuelta en la escuela.
-Espera, iré a preguntar.-Dijo Yepes, y dejó a Juan esperando. Entonces este, para matar el tiempo se puso a ver al cielo. Estaba más oscuro, solo veía el cielo gris y nubes naranjas. Y se percató de que habían edificios en llamas. ¿Sería eso el apocalipsis? De repente, sintió que el suelo se estaba moviendo, se volteó y vió que todos corrían a su alrededor gritando y haciendo que el suelo vibrara. De repente, se paró y empezó a buscar a Yepes. De repente sintió que alguien lo agarró del brazo y lo jaló, era Yepes. Ambos salieron a correr al edificio de preescolar.
-¿Que pasó?-.Preguntó Juan agobiado mientras se abría paso para llegar al arco de preescolar.
-Es la enfermera, al parecer un estudiante se puso igual que Jose. Es el virus Nitronia. Los vuelve a todos...caminantes, como el video-.Yepes paró y tomó aire. Se recuperó y siguieron corriendo-.Mató al estudiante, los de ultimo año protestaron, pero la enfermera se suicidó. Tenemos que llegar rápido, antes de que..
Yepes no logró terminar su frase. Una explosión proveniente del edifico de preescolat lo iterrumpió. Yepes se arrodilló y empezó a llorar..
-Lo...lo siento.-Dijo Juan tratando de consolarlo. Pero Yepes con los ojos rojos y las manos sudorosas lo empujó y lo hizo rasparse las rodillas, y posteriormente, gracias al alboroto, los pies de los mayores lo separaron de el cuerpo inmóvil y sufriente de Yepes. Juan entonces solo tenía en su mente un objetivo. Escabullirze a la enfermería e ir rápido a su casa para encontrarse con Rafaél y los demás.
Empujando a otros estudiantes se abrió paso para llegar, vió dos cadaveres. Uno de una chica de décimo, si mal no recordaba, era Ana María Ruiz. Una chica engreida, tirada, con un disparo en la cabeza, igual que la enfermera. Repugnante, Juan se apresuró a coger lo que más pudiera antes de que alguien se percatara de su presencia. Tambien vió el cuerpo sin vida de la enfermera, con un revolver de funda café y una reluciente cobertura de un negro tan luminoso que parecía una clase de gema oscura. Dándose cuenta de que el mundo estaba hecho una completa mierda-sin ser ofensivo- se dirigió hacia la enfermera y se decidió a coger su pistola, que según vió, tenía apenas 4 balas.
Entonces, escuchó un ruido proveniente del armario de suministros. ¿¡QUE RAYOS ERA AHORA!? Juan recargó la pistola y el armario ahora no solo formaba extraños ruidos, sino que tambien se sacudía hacia afuera. Como si algo quisiera salir de ahí. Abrió la puerta con su pistola en mano y gotas de sudor en su frente era una sensación de agobio. Si salía un caminante estaba acabado. Cogió distancia y abrió la puerta. De ahí salió algo que Juan nunca había visto antes...No solo bastaba con una infección de seres-come-carne. Si no que ahora había....
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