Capítulo1: primera impresión

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Me levanté con el maldito despertador. Eran las siete de la mañana de otro día de mierda. De mal humor me vestí con lo primero que pillé en mi armario: una camiseta negra con un dibujo blanco, unos tejanos rotos y las típicas botas viejas que son tan cómodas que no importa que sean lo más horroroso del mundo.

El baño estaba ocupado por mi hermana menor, Celia. La maldita cría lo había cerrado con pestillo y ahora debía esperar a que abriese la puerta.

-¡Celia, abre la puerta ! - Dije cabreada.

- Lo siento está ocupado.

- El baño no es particular, lo compartimos ¿sabes?.

Celia no dijo nada más, se limitó a lavarse los dientes, la cara, el coño, las manos, maquillarse y salir como si yo no estuviera allí. Maldita cría.

Cuando bajé ya con la mochila preparada entré en la cocina, cogí una fruta y una barrita de cereales y salí por la puerta sin esperar a Celia. La niña me sacaba de mis casillas.

No me gustaba coger el transporte escolar así que iba cada día andando a la escuela con los auriculares a todo volumen. Aunque tampoco me gustase andar, prefería pasar un poco de frío a pasar más tiempo de lo necesario con esa gente. 

Al llegar a las puertas de la escuela sentí un odio indomable así que escogí la canción más violenta que tenía en mi movil y aumenté el volumen al máximo: eso me ayudaba a calmar mi ira contra todo el puto sistema. En clase me senté en mi sitio de siempre: detrás del todo al lado de la ventana y me dejé los auriculares hasta que llegó el profesor.

El profesor de filosofía no era uno de mis favoritos la verdad, siempre parecía tan feliz que me daban ganas de potarle en la cara y reírme de él,  Pero esta vez no sentí nada parecido al verle entrar por la puerta, detrás de una chica muy alta, de pelo tan rubio que parecía blanco y un estilo espectacular. Llevaba unas botas altas negras, unas medias de rejilla debajo de unos shorts de tiro alto, una camiseta de tirantes de color blanco con una cruz negra y una cazadora de cuero...Tuve que hacer un esfuerzo por volver a la realidad. 

- Chicos, chicas. Esta es Taylor, nuestra nueva compañera. Espero que la integréis bien... anda Taylor, siéntate.

Sus tacones fueron lo único que se escuchó durante los cinco segundos que tardó en sentarse. No sé que primera impresión tuve de Taylor porque cambió varias veces a lo largo de la clase: ahora me parece una rebelde, ahora muy inteligente, ahora una actriz porno, ahora una maldita lunática... No hace falta decir que no me enteré de tres cuartos de lo que dijo el profesor esa hora, ni la siguiente, ni la siguiente.














MALA INFLUENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora