Desamor en cartas

Epílogo.

Las personas que le van a dar, al menos en papel, sus sentimientos a esa persona están nerviosos y hasta se plantean "¿Por qué tengo que hacerlo?

En cambio Catalina no tanto como se podía pensar, ella estaba lo suficientemente preparada para este momento.

Ella sabía su realidad y como lo había dicho, estaba feliz con ella.

Al tocar la campana que indicaba la hora de salida, ella detuvo a Patricio. Quien, prácticamente, corría para salir del salón.

-¿Qué quieres Catalina?- preguntó fastidiado, pero, a la vez, con un toque de curiosidad en su voz.

La mencionada simplemente lo miro a la cara y le extendió la carta, que ya había sacado con anterioridad (con cierta ansiedad ya hace mucho, a pesar de todo, por Dios se estaba declarando por primera vez en su vida)

La carta quince.- pensó.

- Toma.- le entregó la carta y él la tomó con su ceño fruncido.-léela, es hora, al menos para mí, de pasar de página.

Él siguió con el ceño fruncido pensando "¿Qué diablos?"

- No entiendo a que te refieres, Cata.

Ella le dedicó una sonrisa.

- Cuando lo leas lo entenderás, todo ya está escrito allí.- señaló la carta que sostenía Patricio.- Siempre fuiste mi mejor amigo.

Y como no, como somos tan débiles y de gran corazón, ella lo abrazó, como en los viejos tiempos.

Él le devolvió el abrazo, pero aún seguía muy confundido.

- Aún no entiendo a que viene esto.- ella se separó y acomodó su mochila.

- Ya te dije, lee y lo sabrás, adiós ex-mejor amigo.- dijo ella y salió del lugar con una sonrisa.

Él, con una gran confusión y curiosidad, se sentó en uno de los asientos. 

Luego, simplemente abrió el sobre y comenzó a leer la carta.

Y no era más que esperarse que, como en la vida real, él no corrió a buscar a Catalina para declararle que sus sentimientos eran correspondidos cuando terminó de leer esa carta.

Aunque hay que agregarle que Catalina nunca esperó que él la buscará.

Que impredecible, ¿no?

"Somos cobardes quizá pero, no podemos hacer nada a lo irremediable"

*