La cocina

48 3 0
                                    

Sus manitas estaban casi muertas por el frio. Un cerillo encendido por lo menos la ayudaría! Si tan sólo pudiera sacar uno del manojo, encenderlo contra la pared, y calentarse los dedos!
Entonces sacó uno. Whoosh! Como chispeaba! Como encendía! Era una llamita suave, igual que una velita protegida con las manos alrededor. Pero que luz más extraña! A la niña me pareció que estaba sentada sentada frente a una cocina de hierro grande con cacerolas y ollas con perillas de metal pulido y brillante. El fuego era magnífico y daba tanto calor! La niña había apenas estirado sus pies para calentarlos, cuando la llama se apago y la cocina desapareció. Ella quedó hay sentada con tan sólo un pedacito de cerillo quemado en su mano.

La Niña De Los CerillosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora