Capítulo 1.

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El mes de noviembre había llegado a Seúl, acompañado de los fuertes deseos por que otro año pasará. No solo por los cambios y fiestas que se aproximaban si no por que la primera nevada del año se acercaba, esa fecha incluso mas especial que la misma navidad para muchos, sin embargo, no era así para todos.

Estaba próximo el final del año, al igual que los finales próximos de exámenes parciales para las universidades y el estrés empezaba saturar a los estudiantes del país, especialmente a los alumnos de la Universidad de Seúl.

Estaban empezando una larga semana de trabajos finales, que aquel lunes por la mañana mas de uno deseaba quedar en su dormitorio durmiendo, tratando de reponerse de los exámenes que habían sido solo unos días atrás, entre ellos se encontraba JungKook.

JungKook no era alguien se conociera por ser flojo o desperdiciar el tiempo, sin embargo, esa mañana estaba disfrutando de la calidez proporcionado de su cómoda cama, había pasado todo el fin de semana preocupado por sus notas que no había podido pensar en dormir ni un instante, por lo cual cuando mostraron la lista de los mejores estudiantes la noche del domingo, logro visualizarse en un buen puesto, no era el primero ni mucho menos, pues aunque era aplicado no era su mayor pasión, por lo que al verse en el lugar 25 de los mas de 70 alumnos de su grado se sintió satisfecho y, ese día pudo descansar, al menos un par de horas.

Eran las seis de la mañana, cuando el silencio abrumador del dormitorio de JungKook fue interrumpido por el constante vibrar de su móvil ocasionado por su alarma, el castaño trato de evitar el ruido envolviendo parte de su cobija alrededor de sus oídos, sin embargo, el constante sonido empezó a volverse mas fuerte por lo que al final, de mala gana y tras muchos murmullos de inconformidad, aventó sus cobijas para sentarse en la cama mirando, con cansancio su teléfono para proseguir a cancelar su alarma.

Permaneció unos instante sentado en flor de loto en el centro de su cama admirando su dormitorio. Su cuarto no era el mas grande ni el mas arreglado debido a que era el dormitorio de la universidad, a veces JungKook extrañaba sus días de primaria donde despertaba en su cuarto lleno de libros, poster y arreglado, gracias a su madre quien se esmeraba en que el chico tuviera el mejor ambiente posible, que cuando se había mudado al dormitorio de la universidad hace mas de dos años no podía evitar pensar que hubiera sido mejor haber ido a una universidad cerca de su hogar en Busan.

Pero era demasiado tarde para pensar en aquellos días de su infancia, ahora debía enfrentar su realidad despertando en una pequeña habitación de dos camas separadas por una mesa noche, dos armarios pequeños un escritorio y baño. No era nada lujoso pero si lo suficientemente amplio para que dos personas convivieran y pudieran tener su espacio a la vez.

JungKook miro la cama vacía frente suyo, no había pasado mucho tiempo desde que su compañero de cuarto YoungJae, se había cambiado de escuela por lo que ya no era su compañero dejando el cuarto solo para él, razón por que mas que nunca se encontraba desordenado.

El joven suspiro tras pensar que pasaría su año escolar solo en la habitación, que si bien le gustaba, le costaba afrontar el cambio a la soledad tras dos años de amistad con YoungJae, froto bruscamente su rostro con sus manos en un intento de despertar y no pensar mas justo ante de levantarse y comenzar a arreglarse.

Tardo en par de minutos en ducharse y elegir su ropa de ese día, aunque era lo menos importante realmente el solo tomaba lo primero que veía tras abrir el armario, por lo que el proceso de elección no le tomaba mucho tiempo, el chico miro su teléfono que marcaba las 6:30 am, por lo que con tiempo aun antes de ir a su clase, la cual debía tomar en el edificio principal a 10 minutos de su dormitorio se dispuso a salir antes y encontrarse con sus amigos, por lo que con prisa junto sus apuntes y libros que ocuparía ese día y partió, no sin antes detenerse frente a su puerta cerrada y mirar un cuadro de un bordado que le había regalado su madre cuando se mudó a Seúl << Prohibido levantarse sin ilusiones, vestirse sin esperanzas y caminar sin fe.>>

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