Capítulo II

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Dejo un momento que el dolor se pase, vaya que si tiene fuerza la condenada y tiene más... que muchos hombres que conozco. Es increíble que quiera perseguirla para hacerla mía. No piensen mal, la quiero para mi en todos los sentidos. Quiero que me pertezca su corazón, alma y cuerpo. Es un poco raro porque la acabo de conocer pero siente que el destino nos dio una oportunidad y no la voy a desaprovechar.
El dolor disminuye y voy tras ella, apenas abro la puerta y escucho a Marta y a Alice hablando en el pasillo, afortunadamente ninguna me ve

— Nunca cambias, Noah es un buen muchacho.

— ¿En serio acabas de decir eso? Yo no lo creo, mira que forzarme a que lo besara es ¿ser bueno?

Vaya, le contó lo que sucedió y no sé cómo sentirme al respecto, mi cuerpo siente una adrenalina y estoy ansioso por seguir escuchando. Aunque sé que estaba mal, ahora me importa poco los modales.

— Sólo te diré que guardes respeto, es tu jefe.

— Sabes, ahora me doy cuenta que el dinero no puede hacer que esta gente tenga valores, modales y humildad. Pero porque necesito el dinero aguantaré a ese idiota. Y por cierto gracias por conseguirme el empleo.

— Ay, mi niña Liz. Sabes que por ti lo que sea. Pero eso sí, cuida el dinero

— Eso lo sé, tu sabes que es para la universidad. Aún me falta un poco de dinero para acompletar mis gastos, ya no quiero perder otro año más.

— Siempre pensando en las cosas buenas de la vida.

Hubo una pausa. Minutos después se fundieron en un abrazo. Me sorprende que ella sea cariñosa, pero se nota que quiere mucho a Martha.

— Antes de que te vayas a hacer tus cosas, ¿Qué me querías decir antes?

— ¡Ah! La llamada que recibí era de mi padre.

— ¿En serio? ¿Qué quería?

— Quería verme este sábado por la noche.

— Cariño, te diré una cosa: no te hagas tantas ilusiones, no vaya a ser como la última vez.

— Ya lo sé, pero ésta vez va a ser diferente ya lo veras. Ahora, me iré a terminar mis deberes.

Y con eso, finalizó la conversación.
Me regresé al despacho y me senté. Acaso, ¿no vive con sus padres? ¿Qué le pasó a su familia? Quiero ir a preguntarle a Martha todo sobre ella, pero me he dado cuenta de que, si te ganas su confianza puede hablar contigo y eso lo que haré pero primero llamo a mis padres.

Diez minutos después, vuelvo a ir a mi habitación por un traje de baño, necesito nadar para quitarme y aclarar mis pensamientos. Cuando entro veo a Alice terminado de cómodas la almohada y mientras lo hace menea su cuerpo. Ella está bailando y me quedo en la puerta para observarla, es un hermosa pero también es odiosa.
Así nos quedamos hasta que termina su bailecito. Y se da la vuelta y al encontrarme está blanca como la nieve y sus ojos están abiertos como platos. Sonrio, es increíble que esté en ese modo, las únicas veces que cambia su cara es por segundos pero ésta vez es diferente. Está petrificada y me acerco. Su respiración la está aguantando

— No te preocupes, no vi nada
Solo vi como meneando tu cuerpo por la habitación y es una imagen realmente sexi.

Con eso me meto al baño a esperar a que ella se vaya. Tres minutos y treinta segundos después ella lo hace.
Ésta mujer es vida.
Me cambio y voy a la piscina, no sin antes ver en la puerta a Is, una mujer rubia de grandes curvas y atributos; como unos ojos almendrados y una sonrisa perfecta.

— Noah, bebé — me dice.

Se acerca y me planta un beso, esos que vuelven locos a los hombre y la tomo por la cintura y la aviento a la cama, ella ríe. Sé lo que le gusta y porque ha venido. Y yo se lo daré.
Antes de pasar a mayores, Is se aparta para ir al intercomunicador y ordenar a que alguien suba.

Rezo para que no sea Alice, ellas dos seguro no se llevarán bien.
Tocan la puerta e Is responde que pase

— ¿Qué se les ofrece? — comenta Alice

Me fijo en su rostro y está igual que siempre, como me gustaría verla sonreír o algo por el estilo. Pero nada, sabe perfectamente cual es su papel en la casa y eso me hace sentir bien y satisfecho.

—¿Quién demonios eres? — el tono de Is denota enojo, no le gusta que alguien joven esté a mi lado.

— La nueva sirvienta de Noah

¿Ahora si me llama por mi nombre? Me doy cuenta de que lo hizo para picar a Is y lo logró

— Para ti, es el joven Cowell ¿entendido? — Alice asiente — A ésta gentuza se le debe enseñar a respetar y que sepan donde es su lugar.

— Señorita silicona, sé cuál es mi lugar en la casa, pero Noah me dijo que le podía llamar así y como es mi jefe debo obedecerlo.

Me trago mi risa

— Mira niña, todo en mi es natural y no hay comparación contra ti. Obviamente soy mejor que tú en todo, ahora largate y traeme lo de siempre.

Ambas se dan la vuelta y antes de avanzar Alice menea el trasero y me le quedo viendo. Is lo nota y me reprocha:

— No le veas el trasero.

— Es que...es natural

Y me rio, fuerte demasiado fuerte y se enoja.

Para alejarme y ya no reírme me meto al baño y cierro la puerta con seguro. No quiero que esa mujer me mate. Me lavo la cara y antes de salir escucho un ruido de algo rompiéndose. Abro la puerta y veo a Alice tirada en el suelo y a Is toda mojada.

— ¡Eres una idiota! — grita y quiere irse encima de ella, antes de que lo haga voy la cargo y la meto al baño.

— Arréglate, te ves horrible — y con eso se mira en el espejo y se empieza a limpiar. Cierro la puerta y voy a ayudar a Alice.

— Déjame ayudarte — me pongo en cuclillas y empiezo a reunir los pedazo de vidrio y los coloco en la bandeja.

Quiero preguntarle si se lastimó o algo, pero tengo miedo de que Is vea que me interesa, la conozco y sé que va a hacer todo lo posible para que Alice se aparte de mi y no lo quiero.

— ¿Cómo pasó?

— Me tropecé, no me fije bien y caí — su voz se encontraba apagada.

— Bien — y por muy raro que parezca, le creo ella.

Terminamos y la ayudo a levantar. Y se marcha a la cocina. Me siento a la orilla de mi cama y veo al suelo y me doy cuenta de que en mi puerta hay algo en el suelo, lo veo porque tiene algo rojo. Me acerco y veo que es sangre, esto no estaba antes aquí. Lo desenredo y veo que es hilo dental. Yo no uso de eso, la que lo usa es Is.
Voy al baño y la saco en mis brazos, es increíble que ya empiece a hacer sus maldades. Llego a la puerta y abro, voy a su coche y la bajo.

— Cuando seas una adulta o trates a las personas igual vienes.

Me giro, no le permito que me de alguna explicación y voy a la cocina. Al llegar le pregunto a Martha por Alice, me dice que está en su habitación y voy allá.
Sé cuál es su cuarto y no toco,paso como Pedro en su casa y me quedo estancado apenas abro la puerta. Alice está en ropa interior y dormida, se acaba de bañar y veo en su pie una gasa. La pobre se cortó con el hilo.
Me acerco y la muevo

— Estoy bien, ahora sino quieres que te mate por entrar así vete y déjame en paz.

— Quiero pedirte una disculpa

— La que se tiene que disculpar es ella no tú. Y, de una vez te advierto que no toleraré que me falte al respeto. Si quiere guerra, guerra tendrá

Me levanto y le beso su frente.

— Ansío ver eso.

AliceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora