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Madrid, 6:07 de la tarde, 2 de octubre.

Acavo de ver a aquel hombre misterioso, he hablado con él.

Me ha dicho que supo que estabas enterrada en este peculiar sitio porque me estuvo vigilando, él leyó todas las cartas que te dejaba. En parte me alegra que pueda venir a visitarte, pero por otra parte no me gusta que me haya vigilado y mucho menos que haya leído nuestras cartas, me enfadé mucho, tanto que llevaba un batido de mi sabor favorito y lo estrujé de tal manera que me quedé sin poder saborearlo... Pero me compró otro.

Y no te imaginas quien es él, ni te imaginas quien me compró el batido.

Att: S.

Cartas a la nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora