Lamento toda aquella persona que lea esto.
Por cierto, aquí tiene su uanshóh' mi Puck, K.
Dedicación: para Seiiza.
Haikyuu no es de mi propiedad.
Ocaso
I. Luna llena.
―¡Idiota! ¡Pásamela! ¡Pásamela! ―exclamó Hinata dando grandes saltos repetidas veces pidiendo la pelota de vóley. Sin embargo, Kageyama se mantenía monótono ante esto, y antes de decirle a su pareja que tuviera cuidado de caerse en el lago, sucedió. Se cayó. Y él no podía guardar la sonora risa que ahora soltaba.
Hinata hizo un mohín saliendo del agua, insultando a Kageyama por lo bajo.
Entonces el más bajo sonrió malicioso producto de la idea que tuvo en su cabeza, y lentamente, mirando hacia el suelo, fue acercándose más hacia Kageyama. Y éste sin saber aún sus intenciones quedó varado en el mismo lugar.
Grave error.
Hinata se abalanzó arriba de él, veloz, de manera repentina. A tal punto que Tobio tambaleó tratando de mantener el equilibrio, pero aun así ambos cayeron al pasto, dejando de esa manera una posición comprometedora, un Hinata Shoyo riéndose y, para acabar, un Kageyama Tobio intentando parecer enfadado y no acompañar las risas de su amado.
Por supuesto, no lo logró.
II. Luna menguante.
Finalmente se pararon del lugar.
Afortunadamente (podría decirse) no había nadie alrededor; ninguna alma en el sitio. Un silencio cómodo y relajante reinaba por sobre todas las cosas.
―Hey, hey, idiota ―llamó Hinata sosteniendo la manga de la camiseta del susodicho―. ¿Qué haremos?
Kageyama detuvo su leve sonrisa colocando en su rostro y cuerpo una expresión ―y posición― seria y tosca con su boca de pato. Estaba pensando. Después un sonrojo se apoderó de sus mejillas y se dirigió a Shoyo.
―Eh... ―balbuceó tiernamente―. Donde tú quieras ―y la mirada de Hinata se iluminó.
Y todo fue demasiado repentino. Demasiado inesperado para el contrario. Porque el que estaba hablando sanamente hace tan sólo segundos, ahora se encontraba tocando su estómago con una casi posición fetal frunciendo el ceño y contrayéndose cada vez más.
Su pareja se alarmó y rápidamente, con sufrimiento visible en sus ojos y cara, fue hacia Kageyama.
Él susurró: "Estoy bien". El otro acarició su pómulo con dulzura y le respondió autoritariamente un: "No, no lo estás".
III. Luna creciente.
Ya habían transcurrido cerca de 15 minutos desde aquel inconveniente en la aparente salud de Kageyama.
El de cabellos anaranjados seguía en estado de preocupación, repitiéndole una y otra y otra y otra vez que podrían venir al siguiente día o semana. Pero Kageyama era terco, y a pesar de todos los problemas que sería conllevar aquello, proseguía el camino que lo llevaba a aquel lúgubre lugar. Es que la persona que lo esperaba allí era muy importante para él.
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Ocaso「KageHina」
Fanfiction❝¿Ya... se ha terminado?❞ El sol se estaba escondiendo cuando Hinata y Kageyama decidieron dar un paseo. KageHina ❀ HinaKage.