Ladridos de un humano al corazón de su amo

Capítulo 2: ¿Un paso adelante y cinco atrás?

Una vez en su departamento de soltero se acomodó en su silla acolchonada para seguir con su obra, a eso de la una de la mañana dejó de lado su trabajo, se fue a colocar pijamas (un buzo y medias de lana) y simplemente se lanzó sobre la cama a descansar.

Al día siguiente se levantó a eso de las 6:30, se dio un largo baño y de paso desayunó, debía estar a las 8:00 en el teatro, aunque claro, su rutina de ejercicio se mantuvo como de costumbre, por algo tenía su cuerpo bien marcado. Para actuar se necesita condición y a pesar de ya no lucirse en el escenario, el hábito de mantenerse en forma era algo que aún tenía.

— Bien Bennet, ¿qué escrito romántico tendrás preparado hoy? —se cuestioné de manera inconsciente, estaba casi cien por ciento seguro que el chico llegaría con ese tipo de escrito; pensaba darles un reto a cada uno, hacerlos redactar e interpretar algo completamente diferente a lo que normalmente hacen, los que sólo llegan con escenas de terror, mandarlos a hacer romance; los de acción, que interpreten dramas dolorosos y así.

Llegó puntual a su zona de trabajo y empezó a ver los ensayos de algunos grupos, además, debía ver las propuestas de actores de otras regiones que pedía que les concedieran una noche o momento en aquel reconocido teatro.

Fue entonces que finalmente fue a ver a sus muchachos ensayar, de nuevo tomó asiento y leyó aquellos monólogos que sus «aprendices» debían interpretar. Llegar a casa, hacer un nuevo acto, memorizarlo y al día siguiente actuar, los que fallaban simplemente se les castigaba, ya sea no permitiéndoles actuar durante determinado tiempo o alguna otra cosa. O al menos así era para varios novatos.

*-*-*

Bennet se había quedado dormido como de costumbre, puesto que se desveló escribiendo esa última parte del guion, al día siguiente se levantó casi a las 7:00 A. M. tardándose otra media hora para imprimir el libreto, darle una última leída y llevarse un pan tostado a la boca a modo de desayuno, al parecer ese día le quería lejos del teatro cuando al tratar de encender su auto ¡oh sorpresa! Se había quedado sin batería por las luces que no había apagado en su descuido de la noche anterior, sin embargo tomando varios transportes, corriendo tan rápido como podía y teniendo en cuenta el tiempo que tardaban las demás presentaciones llegó justo para poder presentar, se acomodó un poco los cabellos, se quitó una camisa blanca que llevaba arriba para dejarse solo una camiseta negra sin mangas que traía debajo y poder airearse después de tanto correr, pasó al escenario dejando su guion con Adam para poder empezar a actuar. Aunque claro, el mayor le miró mal al ver que le entregaba el libreto a esa hora.

— «¿Que si el amor me daña? ¡Claro que lo hace!
¡Me ciega, me frustra, me enloquece!
Me ciega como si mis sentimientos fueran los ojos y tu existencia la neblina que los aparta del camino, ¡el camino de la cordura!
Me quitan cada segundo, cada minuto de sueño pues parecen inundar mi mente con cada recuerdo tuyo
¡Pero es peor olvidar!
Es peor olvidar...

porque olvidar significaría perderte y perderte significaría mi muerte...»

Terminó por decir casi cayendo al suelo por tan cansado que había quedado por todo lo que había tenido que recorrer; sus piernas no pudieron resistir mucho más, al final quedó de rodillas al suelo... por suerte eso podía quedar con la escena.

Y pensar que Adam estuvo por detenerlo, pero ese enano fue más veloz y acabó en el escenario dando su... ¿para qué negarlo?, hermosa interpretación. En el momento en el que se desplomó quedó un tanto conmovido sin embargo, los reconocimientos llegarían al final.

— La próxima vez que planees llegar tarde a la presentación de monólogos, ni se te ocurra aparecer. ¡Puntualidad!, Bennet —le regañó con una mirada que helaba, tomó el libreto con el escrito y lo revisó... —Faltó un signo de puntuación —dijo al cerrarlo y dejarlo de lado. ¿Qué creía ese niño?, Adam debía revisar todo antes de ver las presentaciones y al otro solo se le ocurría colarse de la nada.