MorthAngels

Preparatoria Steel

-ABBY!! - chillo mi tío.

El grito eufórico se escuchó por toda la mansión excéntrica en la que ahora vivía, él esta más emocionado que yo por mi primer día en la Preparatoria Steel.

Honestamente no tengo ni ganas de vivir desde que abandone la granja donde vivía con mi abuela, a ella le dolió mucho mi partida y yo lo sabía pero siempre insistió que era para que tuviera un futuro mejor, pero a pesar de todo a mi me dolió muchísimo mas alejarme de ella, pensar que uno meses atrás me hacia mi café con tostadas y me esperaba cuando volvía del colegio con una rica cena. Estoy con ella desde que tengo memoria luego que mis padres me abandonaran.

-YA ESCUCHE, JODER! - Grité.

Me levante de la comodidad de mi cama de dos plazas para tener levantarme y aguantar un silencioso e incómodo desayuno familiar con mi tío Bradley Steel más conocido como el director de la preparatoria a la que asistiré en una horas, y el estúpido de Elliot, mi odioso primo.

Entre al baño para darme una larga y relajante ducha caliente, luego de unos minutos me envolví en una toalla de color blanco y camine hacía mi closet.

Tenía demasiada ropa que mi tío me había comprado, es demasiado para mi pero estaba tan entusiasmado con mi llegada que no le podía rechazar. Tome unos jeans ajustados negros y una blusa azul con mis converse negras, me apliqué un maquillaje suave ya que mi cara en las mañanas es espantosa y no quería causar una mala impresión pero tampoco me gustaba exagerar con el maquillaje.

Baje las escaleras preparándome mentalmente para la tortura, vi a mi tío sentado en la punta de la mesa leyendo su periódico, mi primo todavía no había bajado, como todo creído necesitaba el triple de tiempo que una mujer y... ¡Vaya que eso es bastante!.

Me acerqué a el y palmee su espalda luego me senté en una silla junto a él.

-Por que me haces bajar media hora antes y a Elliot ni lo molestas? - bufé.

-Parece que alguien se levantó con el pie izquierdo, seguro estas nerviosa por tu primer día.

Claro como si fuera a hacerme amiga de todo el mundo y conocer al amor de mi vida en un día

-No te imaginas cuanto - dije sarcásticamente.

-No te preocupes pequeña, si no quieren hacerse tus amigos, yo los obligaré.

-Ni se te ocurra - borre mi sonrisa del rostro y mi tío estalló a carcajadas.

-Pero que es tan divertido? - escuche a Elliot acercándose detrás de mi.

-Y a ti que te importa, estupido - susurré pero alcanzó a oírme y mi tío estalló a carcajadas una vez más, tenía un gran y unico sentido del humor.

Elliot me fulminó con la mirada y no pude evitar sonreír.

-Hoy va a ser un dia interesante - dijo mi primo sonriendo sarcasticamente y le di mi peor sonrisa.

Se acomodo al frente mío y vino Leticia, una de las tantas empleadas que habia en la mansión, y nos sirvió el desayuno. Yo tome un café con leche y una tostada que me hacia recordar demasiado a mi hogar en Texas, mientras Elliot prácticamente devoraba un pastel de chocolate. Comía, comía, comía y no engordaba, por lo visto hacer deporte trae sus ventajas.

Luego del eterno y callado desayuno, me dispuse a tomar mi bolso y subí al auto de mi primo. No me gustaba la idea de tener que depender de el pero no otra opción aparte del transporte público y creanme que lo más probable es que me pierda y llegue tarde a mi primer día en la preparatoria.

Nueva ciudad, nuevos amigos, misma yo, eso no le sienta a la situación.

Llegamos al estacionamiento y mientras mi primo aparcaba el coche sentí como todas las miradas se fijaban en nosotros.