Trabajo grupal

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Después de revisar cada rincón de la mansión, y eso me tomó mucho tiempo ya que era gigante, me resigné y dejé de buscarlo, evidentememte aún no habia llegado, mejor para él, lo estaba odiando mas de lo usual.

Me dirigí a mi habitación y me tumbé en mi cama, no había hecho nada en el día mas que ir a la prepa, pero me sentía agotada. Cerré los ojos y lo primero que apareció en mi mente eran sus ojos, sus hermosos ojos azules, son tan frios y misteriosos, se notaba que ocultaban muchos secretos, no emitían ningún sentimiento, era imposible leer que pensaba. Sin darme cuenta caí en un profundo sueño.

Caminaba con mi abuela por la pradera cortando especias para almorzar, vi a lo lejos una pequeña cabaña, era la nuestra, nuestra granjita. Estaba muy feliz, me voltee para verla a mi abuela y vi una mujer rubia alta, vestida muy elegante con un vestido negro pegado al cuerpo y un moño en el centro de su cinto a juego, sus ojos estaban negros, de un negro muy intenso.

-Hola, cariño. - dijo la mujer sonriendo.

-Ho-o-la, y usted es? - nunca la había visto y me estaba poniendo nerviosa.

La mujer sonrió cinicamente.

- Oh cielo, como no vas a recordar a tu madre?

No. Esto no podia estar pasando. NO, NO...

-No, no, no puede estar sucediendo...

Me desperté llorando, sudando y totalmente shockeada por mi pesadilla. Me levante de golpe y camine lo mas rápido posible a la habitación de mi primo, estaba muy asustada y aunque no me lleve muy bien con él, cuando él esta conmigo siento una sensación de protección fuerte, y en estos momentos es lo que mas necesito.

Camine a la pieza de mi primo para comprobar si había llegado, y sí, el estaba recostado en su cama con los audífonos puestos. Al notar mi presencia se los quito al instante.

No iba a correra sus brazos y contarle de mi sueño llorando como una niña de siete años, va a pensar que soy patética e inmadura, y probablemente ni le interese.

-No puedo creer que me dejarás sola. - le grite furiosa y con mis ojos llorosos.

No era porque me doliera que me haya dejado sola en mi primer día de preparatoria, solo estaba muy mal por la pesadilla que habia tenido y no pude evitar que dos gotas de agua rodaran por mis mejillas.

-No lo hice, te busque pero no te encontre. También llame varias veces para tratar de comunicarnos y no respondiste.- se defendio muy tranquilo.

-Habia olvidado que lo apague.

Perfecto, ahora pareces mas tonta de lo que todos creen.

Volví a mi habitación y hice la tarea de biología, todo el tiempo pasaba en mi mente la imagen de la mujer con sus ojos oscuros y cuando lograba dejar ese tema de lado parecía Tobias y su perfecta sonrisa, pero vamos, el nunca se fijaria en mi.

Sonó la puerta de mi cuarto, no respondí, no tenía ganas de hablar con nadie, mi ánimo estaba por el piso.

-Abigail, tenemos que hablar, se que estas ahí. - la voz de Elliot se escuchaba preocupada.

-Nosotros no tenemos nada de que habar. - respondí seca.

-Por supuesto que sí.

Abrió la puerta de golpe y me miro y luego a su mano en el picaporte, sorprendido por su reacción de hace un momento, mire su cara y no pude evitar sonreír.

-Se te ofrece algo? - bufé.

-Por que llorabas? - dijo mientras se sentaba al borde de mi cama.

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