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Prologo.

Recuerdo el día en que te conocí, para mí es como si sucediera recientemente.

Recuerdo todo perfectamente.

(*)

Había mucha gente en el bar, parecía que no cabía más, era como una avalancha de personas.

Gente por todos lados, muchos ebrios pocos sobrios.

Trataba de pasar entre el revoltijo, lo único que logre fue llegar a la barra de un tropezón, algún idiota me había empujado. Supongo. 

Mi plan era relajarme de las burlas interminables de las personas, pero presentí que no había ido al lugar correcto, al parecer era uno de tantos días, en los que todo me salía mal, desde profesores insoportables a interminables burlas universitarias, es difícil el último año de universidad.

Anhelaba terminar el año y ser ya todo un profesional.

Desde que me declare homosexual recibía burlas estúpidas y ofensivas que muchas veces me llegaban a afectar, por más que evitaba ignorarlos resultaba imposible casi la mayoría del tiempo, no sé qué ven de malo al ser homosexual solo soy una persona normal que en vez de gustarle las féminas le gustan los varones es tan difícil de comprender.

Pedí una cerveza al barman.

Tenía que dejar de pensar en esos inútiles y concentrarme en mi mismo, aunque fuera solo por ese día.

Bebí de mi helada botella mientras observaba el lugar con atención, solo se veía muchos individuos bailando, nadie atractivo para mí.

Seguí mirando al frente cuando un castaño interrumpió mi visión ya que paso frente a mí, lo seguí con la mirada, se había sentado en el taburete café que está a la par de la barra.

No dejaba de mirarte eras muy seductor, tu vestimenta de chico malo y ese cuerpo fornido fue muchas de las cosas que más me atrajo de ti, eras muy guapo de los pies a la cabeza.

Mi mente se formó una idea de cómo serias si estuvieras desnudo, fuiste el único hombre que provoco esa clase de reacción en mí.

Cuando el barman te entrego la cerveza, diste un sorbo y me miraste.

Mi corazón se derritió lentamente.

(*)

Ese día hubiera parado si sabría lo que me esperaba en el futuro.

Tú dejaste muchas cicatrices en mí.

Tu orgullo te gano todas las veces que vivimos juntos, para cuando leas esto yo no recibiré perdón de tu parte.

Todo se acabó.