Capítulo 1

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ALLY
La noticia de que había términado con Alex se extendió como polvera, no pararon de llegarme mensajes con preguntas, opiniones, reclamos e incluso insultos, por haber lastimado a Alex.
En ese momento, me sentí capaz de  destruir o lastimar a cualquier objeto  o persona. Como el dolor emocional nos afecta  tanto, que incluso dañamos a las personas que amamos cuando ellos no tienen la culpa.
Me tranquilize, tome una aspirina y junto con un vaso de agua me la tome,  me recoste sobre mi cama y el sueño me invadió.
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Me encontraba en mi salón de clases, como siempre riéndome de cualquier cosa con Karla, Mariana y Jazareth. Era el primer día del segundo grado de secundaria, todos estábamos emocionados las vacaciones ( aburridas o divertidas para algunos) habían términado.
--Se supo que Alex era el más desmadroso de todos no?-- me pregunta Jazareth en voz baja. -- A mi me parece que por el cambio de grupos casi no conoce a nadie de aquí-- mi respuesta fue tan natural como si lo conociera de años.
--EH Alex! No quieres venir con nosotros?-- grito Karla. Alex voltio y fue la primera vez que lo veía realmente bien, lo conocía desde primero, sin embargo, jamás me había fijado tanto en él. Voltio y vi por primera vez sus ojos donde había un brillo y un signo de sorpresa del que le habláramos, sus cejas de un color café claro y sin tantos vellos se levantaron un poco, y finalmente sus labios gruesos, wow! Son hermosos, por un momento me sentí tentada a besarlos.
--mmm... Si claro-- respondió el con una voz gruesa, que no le quedaba ni un poco con su tierna mirada. Este se sentó a mi lado y nos saludo.
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Desperté sobresaltada, el día entero pensaba en el, y no era suficiente por que en la noche soñaba con el, mire el reloj eran las 6:00 am, no me siento con ganas de ir al colegio sólo falta una semana para las vacaciones y los maestros casi no vienen. Sin embargo me veía obligada, sin contar que el se sienta justo detrás de mi y mi aire de superioridad se desvanecería cuando lo mirara de reojo. Me acuerdo como mi abuelo y mi abuela junto con mis padres me contaban su historia de amor, ellos eran una gran prueba de que si el amor es verdadero existirá siempre.
Levante la cobija que cubría mi cuerpo semi-desnudo, y me dirigí hacia el cuarto de baño, encendí la regadera y el agua fluyó sobre mi cabeza como una hermosa cascada con agua caliente.
Cuando salí de la regadera mi mirr directamente a los ojos a través del espejo, jamás iras bien vestida sin una sonrisa y dicho esto di media vuelta sonriendo.

Dame Una Razon Para Dejarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora