Epílogo.

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El teléfono de mi casa sonó Aries, en medio del último llanto que me juré derramaría por ti.

Contesté con la voz ronca, era Leo, desde mi celular.

- Si lo quieres de vuelta tendrás que verme - Me dijo, yo me quedé muda - Vamos, que quieres... - Insistió.

- ¿Que te hace pensar que quiero verte? - Le respondí.

- Todas quieren hacerlo - Me dijo.

- No soy como todas - Le dije.

- Eso es lo que me gusta de ti - Me respondió.

Y fui a verlo Aries, lo hice, y le hablé de ti, de Virgo, de mi, le hablé de todo, y se quedó callado, me supo escuchar, aunque se notaba lo mucho que le costaba quedarse callado.

Me pidió que me quedara Aries, que lo dejará acercarse a mi, y lo hice Aries, lo hice sin saber porque...

Gracias por todo, el siguiente libro se llama libra.

AriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora