Huida y llanto

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Huida y llanto

Eran exactamente las una del mediodía en principios de agosto, había un clima bastante caluroso e inusual en Londres. Muchas familias salían para divertirse a los parques o atracciones que se ofrecían en estas fechas. Contrario a lo recién contado, la familia Black comía silenciosamente en el comedor que tenían en el Número 12 de Grimmauld Place, más había mucha tensión en toda la mesa donde esta vez se sentaban cuatro personas. Walburga Black había obligado a su hijo mayor a compartir mesa con ellos después de cinco años.

Sirius Black sabía muy bien lo que su mamá se estaba proponiendo con ello, así como que esta situación no terminaría bien para él. En una descripción gráfica muggle, parecían dos autos viniendo a alta velocidad dispuestos a chocarse. Y lo peor de la situación, era que al chico ya terminó de importarle hace mucho tiempo las consecuencias de ello. Se decía que lo que pasara no sería peor que lo que ya había vivido ahí.

Capaz si comía lo suficientemente rápido podría volver a su cuarto y encerrarse como siempre hacía en esta época del año, era la única manera de evitar conflicto se decía a sí mismo. Tres semanas más de esto y podría largarse una vez más a Hogwarts.

Ese castillo era el único hogar que conocía, en donde estaban sus amigos y en donde las risas no paraban, en donde era realmente feliz. Pero últimamente, el sentimiento de volver allí también hacía que en parte tuviese cierta ansiedad, no iba a decirle a nadie puesto que todos pensaban que la situación ya había sido superada y en parte así lo era.

Más Sirius sabía que le debía una disculpa a aquella chica de la cual pudo haber estado enamorado, aún no lo sabía con certeza puesto que al volver a pensar en ello sentía que toda la situación lo confundía un montón. Es por eso que evitaba pensarlo si es que podía.

Para él era sencillo, debías evitar pensarlo mucho tiempo antes que se volviera una carga en ti mismo y llevarlo de la mejor manera posible. Pero si quería ser honesto consigo mismo, había veces que la conclusión de la situación le picaba un poco, como si quisiese volver a hablarle a Skye Peverell.

Sirius no lo admitiría, pero en ciertos sueños que él recordaba ella aparecía a veces; en unos la hablaba, en otros solo era una persona de fondo en los pasillos del corredor o simplemente era él mirándola a ella sin decir nada y luego volvía a hablar con otro conocido.

Skye no siempre era la protagonista, pero de cierta manera estaba muy presente en su vida.

Su mamá se aclaró la garganta, Sirius salió de sus pensamientos para prestarle atención por unos momentos.

−Regulus, cariño, me alegra tus notas. Extraordinario en todas las materias− dijo levantando la voz hacia Sirius que hacía un esfuerzo inhumano para poder ignorarla otra vez. El mayor puso su mayor esfuerzo en tragar los pedazos de comida ingerida−, eres el orgullo de la familia.

El padre de Sirius asintió y luego envió una mirada de desprecio a su hijo mayor que lo miró con el mismo sentimiento. No era secreto de nadie que aquella rama de la familia Black despreciaba la inmensa diferencia que había entre ambos hermanos. Puesto que, si Regulus era el día Sirius sería la noche.

−Madre, mañana tenemos reunión...todos los de Slytherin asistirán− dijo Regulus mientras bebía agua y bajaba el vaso suavemente. Siempre atento a cada movimiento que hacía−. Será a las cinco de la tarde.

Walburga asintió y sonrió, estaba muy orgullosa de su hijo menor. Pero había algo que opacaba esa completa felicidad y ese atisbo era su hijo mayor con sus ideas totalmente dislocadas a lo que ella y el resto de su familia creía.

Miró al mayor de sus hijos, aún podía recordar cuando era pequeño y le hacía caso en lo que ella decía. Pero si dejaban opinar a Walburga, Sirius siempre mostró cierta actitud rebelde, moderada y casi excusable antes de ir a Hogwarts. Ahí fue cuando el infierno de la señora Black se desató.

Come Back ││ Sirius Black ││Donde viven las historias. Descúbrelo ahora