Mis paredes que siempre vieron mi sufrimiento, esas paredes donde escribía mis emociones donde, aguante mis llantos de noche donde la agonía, que sentía se calmaba sólo con algunas letras escritas.
capítulo treinta y cinco
Mis paredes que siempre vieron mi sufrimiento, esas paredes donde escribía mis emociones donde, aguante mis llantos de noche donde la agonía, que sentía se calmaba sólo con algunas letras escritas.