Peligroso [Haizaki Shougo]

1 - "Familia"

Aquí comienza una nueva historia de Kuroko no Basuke, esta vez con Haizaki Shougo! Primero que todo la idea no fue mía, Uzuchiha me dio todos los datos para hacer algo bonito... siento que no hice nada... Así que esta historia es para ella y muchas gracias por pensar en mi para hacer algo de tu bebe peli gris. 

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Estiró el brazo para alcanzar la botella al final del frigorífico, chasqueó la lengua mientras sus dedos tocaron levemente el frasco vidrioso y sin darse cuenta, su brazo pasó a llevar una cerveza de la primera fila, haciéndose añicos contra el piso en un segundo.

 —¡Maldita sea!—gruñó al darse cuenta que su ropa había quedado mojada con la quebrazón.

En menos de diez segundos una chica de cabellos castaños llego a su lado y observó el pequeño desastre que el peli gris había provocado, sus ojos pasaron del charco espumoso al joven malhumorado.

—Debes tener cuidado —soltó la muchacha algo intimidada, y se aproximó a limpiar el lugar.

—Ustedes deberían tener cervezas frías para los clientes —dijo en su defensa, aunque no servía de mucho.

—En primer lugar, los estudiantes no pueden comprar alcohol —informó la joven como si el hombre a su lado no se hubiese percatado que quería comprar licor con su ropa de instituto puesta.

Él se limitó a soltar una risilla burlona.

—No quería comprarla, idiota —y sin darle tiempo a la joven para responder salió campante de la tienda, mientras buscaba en su bolsillo los cigarrillos que saco sin que nadie se diera cuenta.

El humo del tabaco se perdía en el cielo nocturno, caminaba directo a casa y acompañar el trayecto fumando lo hacía relajarse antes de llegar al infierno, infierno al que la gente acostumbraba a llamar "familia". Apagó la colilla del tabaco con el talón de su zapato, y botando el último rastro del humo en su boca, se acomodó la chaqueta para entrar.

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Limpió hasta el último rastro de vidrios, el olor de la cerveza ya había desaparecido gracias a los miles de productos químicos de limpieza, sus rodillas ardían ante el contacto con el húmedo y frío piso, soltó un suspiro mientras observaba el gran trabajo que hizo para dejar todo limpio y pasó sus manos por el gastado uniforme para limpiarlas. Miró sobre los separadores y notó la presencia de Yuki, la chica del turno nocturno que siempre la miraba con odio, fue entonces cuando se percató de lo tarde que era y si no llegaba a casa antes de la media noche, tendría un fuerte regaño por parte de su tía. Corrió a toda prisa por el pasillo, chocando en dos ocasiones con los clientes solitarios que visitaban la tienda a las once treinta de la noche, y cuando llegó al vestidor se quitó la ropa lo más a prisa que sus brazos le permitieran. Echó la vestimenta sucia en una bolsa y luego a su mochila, marco la salida y volvió a correr, esta vez por el abandonado asfalto y con las nubes oscuras amontonándose sobre su cabeza.

La respiración agitada formo una nube de vapor frente a su boca, trataba de quitarla agitando su mano por ella y así concentrarse en el camino que tenía delante, su cabello castaño estaba graso por el sudor del trabajo y más por la inesperada maratón que le toco realizar. Natsuki vivía con sus tíos paternos hace ya diez años, tiempo en el que ella había conocido el infierno en persona, pero prefería creer que todo era una pesadilla y despertaría en cualquier momento. Sus tíos aparecieron cuando sus padres murieron en un accidente aéreo, dejando así a una pequeña muchacha de seis años triste y desvalida, por obligación aquellas personas se hicieron cargo de ella ya que eran sus únicos parientes cercanos, pero en cuanto salió de la primaria su tía la mandó a trabajar, ya que decía que su comida no era gratis y debía agradecer que tenía un hogar.