3 - Ladrón de sueños... y besos.

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Podía ocultar muy bien las marcas, pero el dolor era persistente y sentía como su rostro palpitaba, incluso ante el aire acondicionado del local. Arrugó la frente y por primera vez en su vida quiso pagarle con la misma moneda a alguien. Natsuki era una chica pacífica, incluso llegando a tal punto de ser blanco de abusos, como el que empleaban sus tíos sobre ella, pero todo lo hacía para no tener problemas mayores y vivir tranquila.

Pero en esa oportunidad no estaba tranquila, es más, el rostro de Haizaki permanecía en su memoria, con esa sonrisa arrogante, divirtiéndose como si se tratase de un juego. Eso era, se estaba burlando de ella... Y no le agradaba aquella sensación. Miró el reloj en la pared blanquecida del local, faltaban quince minutos para que las manecillas marcaran su hora de salida, tomo aire y siguió limpiando el piso al menos eso la distraería.

Cinco minutos antes de su salida unas voces penetraron en el local, Natsuki levanto la vista sobre los estantes y divisó levemente el pelo oscuro de Yuki, pero no estaba sola... A su lado, y tomando un paquete de chicles, se encontraba Haizaki. Aquella sensación volvió a recorrer el cuerpo de la castaña, llenándola como si de fuego se tratase. Caminó a paso firme, llegando por la espalda del peli gris, haciendo que inmediatamente los ojos de Yuki se posaran en ella y acto seguido Haizaki volteara a verla.

Fue entonces cuando impulsivamente la mano de la pequeña viajó directo al chico de Teiko, impactando rápidamente en su labio inferior, provocando que se lastimará con los dientes y la sangre manchará su clara ropa de instituto. Yuki a su lado, después de unos segundos pasmada, apartó a la castaña con fuerza, jalándola por el brazo y dejando sus dedos marcados en el menudo brazo de Natsuki. Apretó sus labios con tanta fuerza, conteniendo así las malas palabras que quería lanzarle.

El joven se limpió la boca con su antebrazo, dejando un camino de sangre en su manga y luego sonrió.

—Vaya, la gatita sacó sus garras —parecía disfrutar todo lo que estaba pasando. ¿Acaso era masoquista?

La mirada de Yuki paso atónita hasta el muchacho de Teiko, pensaba lo mismo que Natsuki, pero sobre todo no comprendía el motivo de su estúpida sonrisa.

Deslizó sus dedos bajo la barbilla de la castaña, quien estaba dominada como un animal en cautiverio por las largas uñas de su compañera, dejó un rastro de su sangre en la pálida piel de la chica y volvió a mostrar sus dientes en esa sonrisa burlesca.

—Pero ¿Sabes? Esa no es la reacción de una mujer.

Viéndose atrapada solo fue capaz de escupir la cara del joven basquetbolista, provocando a su vez a la pelinegra que la sostenía aplicando más fuerza y quisiera empezar una pelea.

—Esto no es contigo —soltó de pronto Natsuki, mirándola fríamente como un perro asesino —Así que no te metas donde no te llaman.

Yuki arrugó la frente, quería protestar, pero la voz oscura de Haizaki la envió a hacer su trabajo. Miro con esos ojos grisáceos a los castaños y llenos de furia de la mujer frente a él, se había limpiado el rostro y su expresión no era la mejor del mundo, pero aun así trataba de mantener una sonrisa en su rostro, aunque más bien era casi como si estuviera siendo estrangulado.

—Eres una maldita zorra —soltó en voz baja pero suficientemente duro para que un escalofrió recorriera el menudo cuerpo de Natsuki, si el alumno de Teiko quería empezar una pelea física, estaba claramente en desventaja. —¿Sabes que me gusta hacerles a las zorras como tú?

Trago saliva, esa figura grande casi la consumía entera, pero no se dejaría lastimar nuevamente, si tenía que parecer una chiguagua al lado de Haizaki, lo haría sacando sus garras y dientes.

Shougo afirmó la barbilla de la chica con fuerza y la alzó más a su cara, quería que ella pudiese mirarlo de frente mientras hablaba, el cuerpo de Natsuki tembló un segundo, pero nuevamente se obligó a no bajar la guardia.

—A las zorras como tú... me gusta cazarlas.

Sus ojos se ampliaron ante la vista frente a ella, Haizaki aún sostenía su barbilla, pero no era eso lo que la impresiono de aquella manera, sino más bien el hecho de que el chico de Teiko estaba besándola con tanta autoridad que Natsuki perdió todo rastro de fortaleza en su cuerpo. Su muralla había sido dañada. No podía moverse, ni siquiera sus labios respondían al beso del muchacho, fue entonces cuando cayó en cuenta que aún seguían en la tienda y de seguro Yuki aparecería en cualquier momento.

Empujó a Haizaki tan fuerte que este dio algunos pasos en falso sin caer, sonrío con malicia y deslizó el pulgar por sus labios.

—No tienes mal sabor como pensaba.

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Si las cosas se habían puesto más extrañas desde aquella vez, era solo el principio. Sentía un escalofrió recorriendo su cuerpo cada vez que ese chico pasaba por la tienda, tenía el descaro de ir durante el día para molestar a Natsuki y en las noches acompañaba a Yuki, quien no sabía del todo si estaban saliendo o no pero siempre se les veía muy pegados y ardientes. Natsuki no quería problemas en el trabajo, pero tener la presencia desagradable de Shougo siempre merodeando el lugar, la ponía de mal humor, y cuando tenía mal humor se demostraba a kilómetros. Fue entonces cuando Haizaki la pillo desprevenida, con aquella sonrisa maliciosa dibujada en su rostro fue osado y toco uno de los glúteos de la castaña, haciendo que explotara la bomba de ira en la pequeña trabajadora.

Golpes por doquier, la risa burlesca de Haizaki, quien se defendía fácilmente de la castaña como si estuviese peleando con un niño del jardín y los gritos con un vocabulario no apto para las tres de la tarde. Sin más argumentos Natsuki fue despedida de la tienda, entre berrinches y furia dejó el delantal que la había acompañado por tanto tiempo y salió del local con algunas lágrimas en los ojos. Tal vez eran de ira; por el trato injusto que había sufrido, por los acosos de Haizaki que la llevaron a estallar de aquella manera. Quizás eran de tristeza, al dejar el lugar donde tantos años trabajó, donde creció y vio crecer el negocio... o simplemente de preocupación por no saber que le deparaba el futuro.

Algo estaba claro; si no tenía trabajo, no llevaba dinero, sin dinero no había hogar ni comida, sin nada de eso su esperanza de independizarse colgaba de un hilo. Quería ser una "buena chica" y no causar problemas a sus tíos, para que así al cumplir la mayoría de edad pudiesen dejarla libre. Y todo ese desastre solo tenía un culpable. Haizaki Shougo.

Apretó los puños con fuerza, si el rostro de ese sujeto volvía a cruzarse en su camino, no le dejaría ningún diente para adornar esa presuntuosa sonrisa.

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Siento enormemente la tardanza en publicar y más una parte corta pero quería dejar lo mejor para el siguiente capitulo! 

Siento enormemente la tardanza en publicar y más una parte corta pero quería dejar lo mejor para el siguiente capitulo! 

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Peligroso [Haizaki Shougo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora